Tomás Estilistas

Pasas por delante la primera vez y dices: ay, una tienda de decoración. Pasas la segunda y repites: ah, sí esta tienda de decoración. Y cuando pasas la tercera te paras y te fijas, y dices: ¡anda, pero si esto es una peluquería!
Y es que como en casi todos los establecimientos de la zona, la imagen es importantísima.
Aquí, valga la redundancia, cuentan TODAS las imágenes, la tuya y la suya. Porque el que entra sale monísimo, pero ya puede ser el espacio bonito para justificar (un poco más) el precio del corte.
Sólo conozco a una persona (una amiga de una amiga) que vaya a esta peluquería. Y bueno, sé que trabajan bien; porque no es que no sea la más agraciada del mundo, es que es fea. Pero se transforma en una chica apañada cada vez que le confía su cabellera a los peluqueros de Tomás.

Mi peluquero desde hace muchos años, tenía una peluquería pequeñita por mi zona, y un día decidió irse al centro de la ciudad, a Cirilo Amorós, para codearse con los otros (sí, a Tomás lo considero uno de ellos) artistas de la ciudad. Durante un tiempo tuvo abiertas las dos peluquerías, aunque finalmente esta cerró y su lugar la ocupó otra.
Hay que decir que se ha vuelto caro: últimamente me está cobrando 20 € a mí, un chico normal y corriente con entraditas, por un corte de pelo con lavado. A las mujeres, pues hay que decir que las hace retratarse, pero al menos he visto auténticas obras de arte: muchísimas novias, damas de honor o simplemente chicas que quieren estar guapísimas para el sábado noche salir de la peluquería y faltarles sólamente la aureola para parecer auténticos ángeles. Cuenta con la inestimable ayuda de una chica que lleva toda la vida con él (y que, personalmente, creo que le corta mejor el pelo a los chicos) y la peluquería está decorada muy chula, con mobiliario e incluso el baño de diseño.
Así que, ya sabéis, si estáis buscando un cambio radical de look y estáis un poco «quemados» de las típicas peluquerías de barrio o las cadenas… en pleno centro la tenéis.