¡Increible! Entramos en este restaurante un poco con miedo, porque desde el exterior no parecía gran cosa. ¡Y cómo me alegro de equivocarme! La decoración dentro del local es peculiar, con motivos naturales: arboles en vez de pilares, cuadros de osos en la pared, pintura verde… Muy inusual. En cuanto a la comida, la carne que utilizan en sus platos es del valle y se nota. Pedimos las hamburguesas y vaya tela. Hace tiempo que no disfrutaba tanto de una hamburguesa. Probamos la pizza también y me gustó. Estaba muy buena. Pedimos también dos postres para probar. La tarta de queso la acaban de hacer y bufff… estaba para morirse. Sin duda es un MUST cuando se visite el valle.