Viva Chapata

Después de terminar con mi ex, me costó bastante olvidarlo porque se apellida Zapata y descubrí la fascinación de los mexicanos por el papasote de nuestro revolucionario, ¡está en todos lados! ¡Hasta la Lila Downs le hizo una canción!
La verdad es que hace mucho que no me pasaba que caminando por la calle me encontrara un Zapata y pensara en él, pero resulta, que dando el roll, me topé con un viva Chapata (mote que le puse de cariño pa diferenciarlo del Za) y ¡pum! que me viene su cara a la mente y 3 segundos después me llegó el olor que salía del restaurante. Para combatir mis memorias y seguir el delicioso aroma, entré y me pedí una Villa. El sabor que le da la salsa de miel que lleva la chapata, me hizo olvidarme por completo del Za y enfocarme en el VI. ¡QUÉ GALÁN era Villa! muy malo, muy malo, pero varonil, varonil y bien valiente. Yo en lugar de tener pintado un Zapata en la pared, tendría el cuadro donde están Villa y Emiliano en la silla presidencial, ¡de mis favoritos!

La primera vez que leí «VIVA CHAPATA» me recordó obviamente a Zapata, pero pensé que a lo mejor había sido una coincidencia, pero no, toda la decoración del interior está relacionado con nuestro héroe de la revolución mexicana. Hay algunas pinturas muy bonitas de su cara en tipo óleo.
Lo mejor de aquí es el la chapata de jamón, y van a decir la de normalita de jamón… Pues no, la de jamón serrano, buenísima, no tengo palabras para describir su deliciosura. El capuchino de cajeta también me pareció muy bueno. El lugar está muy agradable como para el lunch, o para aquellos que quieren disfrutar un poco de tranquilidad para leer o trabajar.
Hay varias cosas de aquí que me recordaron a Chiapas, que ganas me dieron de volver para allá. Cuando menos por el momento ya se dónde puedo tomar un rico café originario de Chiapas sin tener que irme hasta allá, si tienes prisa lo puedes pedir para llevar.

Hace mucho que pasaba por aquí y me daban ganas de entrar a comer. Hasta que por fin el otro día se me hizo ir a cenar.
Me gustó mucho el lugar, además de bonito y del concepto revolucionario que evidentemente manejan, la comida me gustó mucho.
Obviamente la especialidad son las chapatas y tienen una variedad no muy grande pero digamos que sí hay para escoger. Me encanta que en vez de pedir media chapata o una chapata chica son «chapatitas», suena super lindo, pero como yo era una novata cometí la novatada de pedir una chapata chica, obviamente mi acompañante me regañó, así que si van y quieren una chapata chica, pídanla como es: chapatita.
Además de tener un nombre simpático, está genial que si no comer mucho o quieres una cena más ligera, con una chapatita quedas súper bien y acompañada de un boing, mejor.
Los precios son bastante razonables y la atención es muy buena. Me gustó mucho el lugar con sus sillas y mesas de madera, es un ambiente muy rústico, muy acorde con el concepto del lugar.

Durante mucho tiempo me dio por venir aquí y probar los cafés que sirven, en realidad todo lo que sirven aquí me gusta. No sé si se a por su temática, pero me late mucho este lugar. sus variedades de café son realmente buenas, el chai, el latte, el capuchino, todos.
Como dije anteriormente, lo bonito de este lugar es su temática. Como tuve la oportunidad de conocer Chiapas, siempre que llego aquí me acuerdo de ese viaje en tierras zapatistas, y también me acuerdo del café de por aquellas tierras. Es ideal para pasar unas tardes lluviosas, y anteriormente lo hacía con más frecuencia, ahora por el trabajo no puedo tanto; pero dedicaré una de mis tardes libres para venir aquí. Lo recomiendo.

Bar cafetería ubicado en una importante zona cultural de Guadalajara, cerca del MUSA, el edificio de rectoría de la udg, el cineforo de la universidad y el expiatorio. La especialidad del lugar son sus chapatas, en verdad deliciosas. Uno de los mejores restaurantes si lo que deseas es un alimento revolucionario. Los nombres de las distintas chapatas son los de algunos de los protagonistas de la revolución: Porfirio, Villa, Josefa, Carranza o Madero. El lugar está decorado con cuadros de Zapata y es bastante acogedor. El ambiente se pone muy fregón y la atención es de primera. Quizá tengan la suerte de ser atendidos por Isabel, amiga teatrera que trabaja en este lugar y que tiene muy buen cotorreo. En Viva Chapata pueden encontrar, además, unas pizzas que son una chulada. Además el lugar es bar, por lo que cuenta con un buen menú de chelas y vinos, aunque la especialidad, diría yo, es el mezcal e hidromiel. Una delicia!

Caminando por el Templo Expiatorio me vine a dar una vuelta por esta calle, no sé ni cómo terminé aquí pero me encantó la idea de perderme porque encontré este lugar.
Como su nombre lo dice, lo que venden aquí son chapatas, claro venden más cosas en el menú, la mayoría muy nutritivas, pero lo bueno son las chapatas. Desde que vi el nombre del lugar quedé atrapada, y eso que yo no soy muy fan de esta comida, sobre todo porque a veces uno entra a lugares en donde no saben preparar estas delicias, que tienen su chiste aunque parezca que no.
El nombre de «Viva Chapata» me hizo girar y entrar al lugar, pero sin dudarlo. Antes de entrar ya me imaginaba que el lugar tenía algo mágico. Y así fue, las chapatas están deliciosas; la Villa y la Carranza fueron mis favoritas.
El ambientes es muy relax, en verdad, es ideal para venir a comer y beber algo rico, y olvidarse del tráfico y la ciudad. Además, si tienes amigos o la novia no come carne, pues no hay problema porque aquí el menú está pensado para todo tipo de gustos. Súper recomendado.

Cuando escuché de este café lo primero que se me vino a la mente fueron mis raíces, y es que como buen morelense me siento muy orgulloso de ser de la tierra del «Jefe», uno de los héroes de la revolución mas significativos, por lo que pensé que tenía que venir a este café pues podría resultar ser una experiencia significativa por el hecho de sentirme más cerca a mi lugar de origen, lo que nunca imaginé fue que esa experiencia se iba a volver algo tan agradable y cotidiano en mi vida, y es que de ser posible me gustaría venir aquí en todas las oportunidades que tenga.
Ubicado al final de una calle en forma de escuadra y con una pequeña puerta que te lleva a la mismísima explosión de expresión cultural y artística, está este café que te ofrece una variedad de secciones, y en todas ellas, algo distinto para disfrutar, desde ventanas que dan a la calle, mobiliario diferente y pinturas en la pared que te harán sentir en un lugar fresco y lleno de arte.
Este Café me gusta mucho porque a pesar de ser un lugar lleno de cultura y arte no deja de ser sencillo y sobrio, pero lo que más me gusta es un zapata de colores que está pintado en uno de sus muros.

Con un concepto revolucionario fue creado y aceptado. Este pequeño restaurante ofrece entradas, ensaladas, pizzas, postres, bebidas pero su especialidad realmente son las chapatas.
Su menú de especialidad tiene nombres bastante curiosos, de puro personaje histórico, aquí están juntos: Josefa, Madero, Porfirio y Carranza.
Mi favorita es Villa (Francisco, me perdone pero vaya contradicción de género,¿no?) que está hecha a base de hierbas finas, manzana laminada con tocino montada en una base de germen de alfalfa con miel, cubierta de queso manchego gratinado y aderezo de queso azul. La probé sin tocino, y sigue siendo muy buena.
Y la de la casa, que no se queda atrás, Zapata una chapata cubierta de parmesano con especias, panela asada sobre lechuga italiana, ralladura de zanahoria, aceituna negra, pepino, jitomate y aderezo dijon-​miel.
La barra de postres es por día. Además ofrecen tienen café y frappés. El lugar está muy cómodo y acogedor, la atención es muy buena y tienen servicio a domicilio.