Ubicado en el reino vecino de Chenkú, un negocio que solía frecuentar debido a que varios de mis amigos de la prepa vivían en las cercanías, y casualmente dos de ellos en la misma calle donde se encuentra El Lagarto, una panadería pequeña y familiar, conocida por el rumbo y muy frecuentada por los vecinos por su rico sabor casero. Hace unos momentos iba transitando en los alrededores cuando sin razón alguna decidí pasar por esa calle llena de recuerdos. Ver de nuevo la panadería fue como un golpe justo en la nostalgia… me dije ¿Porqué No? y bueno, ahora me encuentro escribiendo esta reseña, claro no si antes haber comprado algo de pan y unos bizcochitos. El pan es bueno, digo, tampoco es algo excepcional pero si de muy buena calidad, si llegas a eso de las 6 de la tarde encontrarás pan dulce y francés recién horneado. También elaboran cocotazos que son unos panes similares a los bolillos pero en forma redonda o cuadrada divididos al centro en cuatro porciones unidas que pueden tomarse por separado, algo así como 4 panes fusionados, muy sabrosos para acompañar con chocolate caliente.