Tal pareciera que el sábado de la semana pasada el universo conspiraba en mi contra. Pues la lavadora de casa estaba ocupada por uno de mis roomates; mi madre me había invitado a pasar el día con ella pues andaba probando una receta nueva y quería que le diéramos el visto bueno. Decidí entonces agarrar mi ropa sucia y aprovechar la estancia con mi mamá y lavar ahí. Después de programar la lavadora y a punto de comenzar con el lavado, hizo un sonido medio extraño y dejó de funcionar sin saber obviamente qué es, estaba histérica porque requería por lo menos 2 mudas de ropa limpia para el día siguiente. Me desesperé y salí a recorrer la colonia en busca de una lavandería exprés, y encontré ésta. Que bueno, exprés exprés pues no dice, generalmente lo que hacen es que si reciben tu ropa muy tempranito, te programan la entrega para la tarde o bien para el día siguiente, todo depende de la carga de trabajo que tengan. Pero esta vez tuve qué suplicar la entrega para el mismo día, no me importaba el precio sino la garantía de que por lo menos mis 2 uniformes estuvieran limpios para mi evento del trabajo. Como que no queriendo, pero sin perder la amabilidad, la persona que atendía me vio desesperada y accedió por mis dos mudas prometiendo entregarlas por la tarde al cierre. Sin duda, agradezco el servicio, que este lugar tiene, me bastó estar ahí un ratito para darme cuenta de que son muy amables con sus clientes, ya que su clientela les tiene confianza, pude ver cómo la gente iba a recoger su ropa y los saludaban son mucho amabilidad.