Soy fan de los changarros y cazadora de buenos precios. Así que cuando tuve que arreglar una falda y me escandalizó la cotización que me hicieron un negocio, recordé haber visto un puesto, sí así como de tortas, pero de arreglos de costura. Sus precios son económicos, y aunque su taller esté adentro de un carrito, hace desde los dobladillos a un pantalón hasta los de una cortina. No son trabajos exprés pero están bien hechos. Además de buena en lo que hace, la Sra. Lupita es una activista de los derechos de los animales, y a mí los negocios con causa social me alegran bastante. Es muy honesta en cuanto a las reparaciones: una vez me arregló el cierre de una bolsa, que ya me habían dicho que tenían que descoser y volver a armas, solo con una pinza y no me cobró un peso. ¿Ven por qué me gusta mandar mi ropa a arreglar con la Sra. Lupita?