Vomitaste a mitad de la noche. Te pasaste de listo. Se te cayó el refresco de cola encima y después manchó tu edredón. Te pasaste de listo. La pizza aterrizó suavemente, dejando pedazos de pepperoni en tus sábanas. Te pasaste de listo. Las manchas que llegaron a materializarse aunque tú no te diste cuenta cómo llegaron a hacerlo, hicieron de las suyas en tus cojines. Te pasaste de listo. El perro orinó tus almohadas. Te pasaste de listo, pues él cobró venganza. La sorpresa que mamá no puede saber. Te pasaste de listo. La flojera de lavar a mano y secar en tendedero. Te pasaste de listo. Las mudanzas que no llevan lavadoras a tu nueva ubicación. Te pasaste de listo. No tienes tiempo para lavar porque estás compuesto de tiempo y no dejas de hablar sobre el tiempo. Te pasaste de listo. No quieres planchar, punto. Te pasaste de listo. No quieres lavar, punto.