«El cabrito es el animal que se quita los años porque si no sería un cab…» esa es la frase de mi mamá y la dice cada que comemos esta deliciosa carne de fuerte sabor e inconfundible textura. En el DF no conozco muchos lugares buenos para probarlo salvo los de rigor que están en el centro, pero experimenten y vayan a la Casa Noste en la colonia Guerrero ¡es un tesoro escondido que merece mucho reconocimiento! Como todo en la Warrior, tiene hartos años existiendo, desde 1923 y no sólo el sabor es lo que le admiro sino el esmero y la calidad con la que atienden su anfitrión meseros, de verdad no le piden nada a los sitios de moda donde hasta por el nombre nos llaman; en Casa Noste aún se siente el ambiente hogareño con precios súper justos y música de variedad. De entrada les darán caldo de camarón y empanadas fritas de ternera y luego les tocará el turno de pedir a la carta o la especialidad: el cabrito. Existe por pieza para compartir o en porción individual que puede ser pierna(carne más seca), espaldilla(término medio en suavidad y juego) o riñonada(lo más suave), todos acompañados de tortillas de harina, guacamole o frijoles refritos que los pueden cambiar por ensalada. Lleguen antes de las 2:30 para que no tengan que esperar mesa y disfruten con sus paredes y techos llenos de murales de personajes políticos, culturales y de la farándula mexicana. A ver a quienes reconocen. Tip 1: el flan de la casa no tiene abuela porque lo preparan con nueces pero si el huevo no es lo suyo, intenten las fresas y los plátanos flameados con helado de vainilla. Tip 2: cuando acaben de comer pregunten qué es el beso de ángel, ¡échenselo de digestivo!
Fernando N.
Évaluation du lieu : 1 Mexico City, México
A mí siempre me ha gustado el Cabrito y hace varios años lo comía muy bueno en este Restaurante. Lamentablemente fue viniendo a menos poco a poco y finalmente cerró. Pero ahora volvió a abrir sus puertas con nueva administración. Fui a probar el cabrito a finales de este recién concluido 2013 y ¡oh decepción! piezas pequeñas que parecen de pollo, demasiado secas y sin aquel sabor que tanta fama les diera. Ojalá se pongan las pilas y recuperen la tradición que el Sr. Hevia –su fundador– le imprimió en su momento. Todo el lugar debe ser revisado, pues le falta el encanto y el servicio que fueron su gloria hace muchos años. Lástima.