Chavo de los dulces

Hubo en tiempo en que todos los días los pasaba por Metrobús Amores, y ya era casi una tradición, bajar por la rampa y antes de cruzar la calle para seguir mi camino, compraba un cigarrillo para caminar por todo Xola hasta mi destino de siempre.
El chico que me vendía los cigarros, tiene ciertas limitaciones para comunicarse, y moverse como cualquier otra persona por un problema motriz, pero no había día que no estuviera ahí con su canasta de dulces y cigarros.
Había veces que no traía cambio, o simplemente no traía para comprar el tradicional cigarro, pero después me di cuenta que no era tanto por el cigarro, sino porque no importaba mi estado de ánimo, siempre este muchacho me sonreía y me ponía feliz. Ahora no sé cómo nombrar al chico que siempre está sentado en la estación de Metrobús del cruce de Xola y Amores, «el chico de los cigarros» o «el chico de las sonrisas»