Composturas y pilas para relojes

La historia de cómo llegué aquí es la siguiente: Tengo un reloj suizo al que le tengo mucho cariño, de hecho me lo han querido comprar varias veces, y siempre le he dado la vuelta a la posible transacción con pretextos diversos. Bueno, pues resulta que a ese reloj se le descompuso la corona y ya no era posible ponerlo a la hora así como moverle las esferas.
Primero acudí con tipos afuera del Metro, la mayoría muy jóvenes y de dudosa reputación, pedían que les dejara mi reloj para que me lo entregaran en un par de días (y mi sexto sentido me dijo que NO debía confiarles a ellos un reloj tan preciado).
Un día, al pasar por el Eje Central, entre el Blanquita y Bellas Artes, vi a este señor de la tercera edad (su puesto es semiformal, y está en la entrada de una plaza comercial), y de inmediato me inspiró confianza.
Me explicó a detalle cómo funcionan este tipo de relojes y –cual experto doctor– me hizo un diagnóstico y un presupuesto. De inmediato confíe en él. Le dejé mi reloj y me lo dejó mejor que nuevo.
Así que lo recomiendo ampliamente, por si tienen relojes que quieran mucho.