El Progreso Taquería

Un díà la sesión en el Senado se prolongó un par de horas más de lo normal y en todo el día no había tenido tiempo para salir a comer entonces traía un hambre feroz.
Alguien me había recomendado los tacos El Progreso, pero no los había probado porque había visto que eran enormes, pero en aquella ocasión tenía suficiente hambre para echarme unos cuantos.
Primero me soprendió el aroma de la plancha donde se están asando los bisteces, la longaniza y la chuleta, luego me convenció la barrita de guarniciones con frijoles, papas y nopales.
Los tacos son de tortilla normal, bien retacaditos, y por supuesto te puedes servir las papas, nopales y frijoles que quieras, sin abusar porque hay un letrero que advierte que te pueden cobrar más si te pasas de listo.
Cada taco cuesta entre 16 y 22 pesos, pero lo valen por el tamaño de la ración, con un par de tacos estarás satisfecho.
En el lugar también venden aguas frescas o refrescos para que no te bajes el taco a brincos.
El servicio es exprés, quiero decir que te sirven muy rápido a pesar de que hay mucha gente.
Después de una larga sesión en el Senado en que no se resolvió nada, al menos tuve la oportunidad de resolver mi hambre con unos buenos tacos.

Me llevaron porque este lugar tiene fama de buenos tacos de cabeza. Yo no como tacos de cabeza así que les puedo hablar de los de bisteck y los de costilla, bastante buenos…
Una taquería tradicional en toda la extensión de la palabra, donde no hay espacio y todo se hace con las mismas manos. Las salsas y guarniciones son las reinas del lugar y hacen que cada uno de tus tacos sea único e irrepetible.
La costilla es un poco más grasosa de lo que a mi me gusta, pero el sabor vale la pena. Cuidado porque en cada taco llegan pedacitos de otros tacos, si son muy especiales a la hora de comer… bueno, si son muy especiales a la hora de comer seguramente nunca llegarán a El Progreso.
Aquí es para comer rudo y sin penas, codéandote con todo mundo y viendo que llega primero a los frijoles y las salsas. Toda una aventura, pero la gente que ama los tacos de cabeza la vive cada que puede porque aseguran que son de los mejores.

No hay espacio a la hora de la comida, el sonido de las costillas cocinándose en el comal son el soundtrack de la persecución por el guacamole, el puré de papa, los nopales, las cebollas, el habanero o los frijoles. Aquí no hay tortilla doble en el taco, pero es una tortilla que abarca la mano, como si estuvieras en el campo de trabajo o en el de batalla, una tortilla que sirva de cuchara, servilleta y plato. Pero si te dan plato, el taco campechano, de bistec o chuleta se puede combinar con los tacos de tripa o cabeza que están en el local gemelo y unido a ellos. Las aguas frescas y quien mas quisiera, locas, pero son de frutas de la temporada y los licuados a todas horas y de clásicas combinaciones. Barras metálicas y horario amplio, desde bien temprano hasta las nueve de la noche, ahí anda la plancha haciendo costillas bien cocidas para que algún artista se haga un taco de diseño. Esta en Antonio Caso, entre Reforma e Insurgentes, cerca del metrobús Reforma de la Linea 1.

Aquel ruidito de la carne asándose en la plancha jamás se escuchará mejor que en este lugar; aunque el local es amplio el espacio para sentarse es un poco reducido, pero eso será lo menos importante, al pedir tus tacos te quedarás a lado del señor que gustoso prepara el alimento más delicioso para la mayoría de los mexicanos. Y es que además de darte un taco muy bien servido de bisteck, chuleta, campechano, con o sin queso y con tortillas hechas a mano también se encuentran unos recipientes con papa, frijol, salsa y chiles manzanos para que cada quien prepare su pedido al tamaño de su hambre, porque en realidad los tacos son enormes. En el mismo lugar puedes pedir una rica agua fresca de frutas o si lo prefieres unos pequeños y tradicionales taquitos de cabeza. El plus de El Progreso es que hay taquizas a domicilio en donde lo mismo que puedes servirte en el establecimiento es lo que te ofrecen y te llevan hasta la puerta de tu casa.