Laredo

Laredo es la imagen casi arquetípica de un tugurio: es una cabaña de madera en medio de un terreno invadido por paracaidistas con mesas desgastadas de plástico o metal. Al fondo hay una rockola que toca con monedas de diez. También con monedas de diez puedes bailar una pieza con alguna de las muchachas de belleza exótica y abstracta.
El baño es al aire libre y puedes elegir un excusado sin techo y con paredes de cartón o el arbol que te plazca. La cerveza es muy barata y no me dio confianza (por las condiciones sanitarias observadas) probar el pulque el día que fui.
Ya había escuchado de este lugar y mi curiosidad antropológica se junto con una pena de amores. Ya adentro, mi pena de amores se junto con la de otro parroquiano que también bebía solo. Me invitó una cerveza, una cahuama y compartimos historias. La de él era peor: se estaba emborrachando por que su esposa estaba embarazada…¡de su hermano! Y lo había dejado. Además le había confesado que su primer hijo también era producto del mismo engaño. Terrible. Después me pidió que me retirara. Tuve la duda de si lo había ofendido, pero no. Lléndome yo, llamó a la mesera gorda y a los poco minutos le estaba metiendo mano.
No permanecí mucho por que todos estaban muy borrachos y mi pena de amor ahora estaba devaluada. Solamente esperé que un militar que en la entrada estaba tirando con una 45 al aire o a los árboles regresara a su mesa, para llegar vivo a mi casa.
Historias de Laredo.