Yo soy de esas personas que le gusta ir explorando lugares, a veces me llevo gratas sorpresas y otras veces solamente decepciones. Una vez me dirigía a comer algo a otro restaurante, cuando se atravesó en mi mirada esta marisquería, es muy grande y no pudo pasar desapercibida. No vacilé en detenerme a probar algo del menú. La comida es buena, pero tampoco me cautivó. Al principio me senté donde se encontraban los demás comensales, luego vi unas palapas a lo lejos, me acerqué, entonces llegó la linda sorpresa: hay agradable jardín donde están tres palapas grandes, las paredes estás pintadas con motivos marinos, y toda la decoración te acerca al mar. Es una especie de portal, de un lugar común cruzas un umbral que te lleva a una escapatoria. Sin duda comer hay ahí, y tomar una cerveza te relaja inevitablemente.