Ticomán es un pueblo abandonado por la mano de Dios, al menos eso creen algunos. Debido a su ubicación geográfica –está a unos 15 min. del metro Indios Verdes, es atravesado por un río de aguas negras, el Río de los Remedios y se encuentra a las faldas del Cerro del Chiquihuite-. Hay personajes importantes: líderes de bandas locales –hubieron a la tipo warrior’s, agrupaciones como los pañales, los bizcos, los san juanes-, poetas sin pena ni gloria, ex futbolistas, políticos de poca monta, ex convictos y ex hacendados; lo que ahora es Ticomán antaño perteneció a los Rojas, que es la familia de hacendados que luego fue vendiendo posesiones y dio pauta a que se habitara de manera desproporcionada. Claro que no fue su culpa, pero el hecho de que las tierras pertenecieran a un mismo dueño también le dio al barrio un sentido de identidad grande. Actualmente se juega mucho fútbol y hay una liga seriamente competitiva que vuelve una fiesta los alrededores cuando hay partidos importantes. Los días de final también es segura una borrachera. Los días de la fiesta de la iglesia de igual manera. Los fines de año se quema un muñeco. Por el borde del Río de los Remedios pasa la llorona, ya varios la han visto; en el cerro del Chiquihuite existe la cueva del diablo, donde los sobrevivientes de haber encontrado a su personalísima maledicencia y salido para contarlo, aseguran haber visto a un diablo drogadicto con una mona pegada a la nariz y lleno de versos de amor y desesperación asomándose de su cueva y contemplando la ciudad, su ciudad decadente prolífica en maldad y llena odio, suspirando y con una chamarra de cuero: se sabe que a ese diablo solo se le puede pedir fiesta y diversión, jamás amor o dinero. Los habitantes de Ticomán tienen un mercado que es casi como un centro cívico al cual los habitantes acuden pues encuentran, calidad, variedad y buen precio.