Con sólo acercarse al establecimiento sientes un ambiente gélido, no sólo por los helados y paletas, sino que el señor, si bien es amable, tiene un trato igual que sus productos, es su estilo, lo puedes ver con su periódico siempre. Son de esos lugares que cuando uno hace memoria siempre han existido en la zona, a unas cuantas cuadras del mercado Puebla. Lo que me gusta es que son la receta de paletas a lo natural, por decir las de guayaba, tienen trozos de fruta lo que incrementa un tanto el caché y te hace preferir este tipo de productos por sobre los más comerciales. Otro punto que merece anotarse es el de las aguas, si bien sólo tiene de cuatro sabores, el mejor es el de piña colada, que tiene un algo diferente a las que he probado en otros lugares, consigue mediar entre el ácido y lo dulce.