Esta peluquería tiene más de 50 años de dar servicio en la colonia Condesa, por lo que le ha tocado vivir y experimentar los cambios y las transformaciones a las que se ha sometido este barrio. Me encanta que conserva su fachada con los colores clásicos de las barberías de antaño y resulta fascinante ver que los hombres portadores de sus batas blancas impecables atienden a niños, jóvenes y adultos de todos colores, clases y tipos. El servicio es práctico y eficiente: «A lo que vas» y da gusto ver a tanta gente entrar y salir los sábados por la tarde. Entre semana está más relajado, pero siempre tienen clientela. Mi novio acude con frecuencia a cortarse el cabello y rebajarse la barba y/o el bigote y la señora Patricia es la experta para ello. Con su destreza y talento sobresale entre tanto caballero y es la consentida del lugar.