Pescadería la Hidalguense

Este escondido y diminuto lugar (es realmente un pasillo de no más de 2 metros de ancho) es todo un destino para los conocedores del rumbo. A las afueras se ve solo una pequeña vitrina de cristal donde se aprecian los pescados fritos recién salidos de la freidora localizada más al fondo e iluminados por focos incandescentes. Tras recorrer el pasillo hay en la pared una larga pero angosta repisa de metal de no más de 25 cm donde los viajeros sin haberlo pensado y decididos por el antojo momentáneo deciden comer parados. Cabe señalar que este lugar es frecuentado por personas ya mayores que hacen suponer que el local es de alguna manera antaño. La especialidad son los espinazos fritos, los pescados fritos y las quesadillas de cazón. A lo largo del pasillo se encuentra una puerta donde se abre un patio trasero y se puede disfrutar del menú que se ofrece. El precio es muy accesible (pescado frito $ 10).