Templo de Santo Domingo

Que puedo decir de esta Iglesia, aquí se llevo acabo la misa de graduación cuando termine la Universidad, por lo que tiene un significado muy especial para mi. Un templo del siglo XVIII ocn estilo totalmente barroco que te evoca a un México del pasado que muchos hubiésemos querido vivir.
Justo una calles detrás de la Catedral del país e inmersa en el Centro Histórico, guarda en sus paredes parte de la historia de nuestra Ciudad y sus inicios. Justo frente a ella se encuentra la Plaza de Santo Domingo, donde se escribían las cartas del pasado y se realizaban impresiones en el presente antiguo.
Caminar por las calles del Centro y pasar frente a ella te invitan a entrar aunque no seas practicante de la religión católica, ya que arquitectónicamente es muy interesante por su construcción.

Este lugar es extraordinario, punto. Para mí, este lugar tiene una magia particular y sumamente peculiar, la plaza toda de Santo Domingo guarda una especie de energía muy potente que la hace la más espectacular del Centro Histórico, tan sólo después del Zócalo. La belleza de los edificio de la antigua Inquisición y la antigua Aduana enmarcan perfectamente la sobriedad del templo de Santo Domingo que, por fuera, pareciera no tener mucho en particular, pero que, sin embargo, al adentrarse en él, manifiesta cínicamente su belleza portentosa. El retablo principal es de influencia neoclásica, mientras que los secundarios son casi churriguerescos, lo que desconcierta un poco, pero enriquece y realza el diseño de este sitio de forma indiscutible.
Si uno asiste por la tarde el ambiente es por poco lúgubre, pero en las noches se torna casi místico, por lo que recomiendo visitarlo a esta hora del día.

Este iglesia es uno de los grandes portentos del barroco de nuestro país, pero al mismo tiempo es una muestra de las duras condiciones que esta ciudad presentá para la construcción. La iglesia que hoy en días vemos es la tercera en construirse pues las dos anteriores (ambas del siglo XVI) fueron destruidas debido a su deterioro causado por el hundimiento. La que vemos ahora es obra de Pedro de Arrieta quien comenzó a la construcción alrededor de 1716 y la finalizó en 1737. Otro cambio importante que sufrió este edificio se dio tras las leyes de reforma de 1861 cuando varias de sus capillas y el claustro al cual pertenecía, fueron destruídos para dar paso a la calle Leandro Valle.
Su portada es una muestra clara del barroco novohispano con columnas adornadas con hojas de vid, entre las cuales se observan las figuras de San Agustín y San Francisco.
Sobre la entrada, el relieve principal representa a Santo Domingo, quien está siendo protegido por San Pedro y San Pablo, quienes, a su vez, son protegidos por el Espíritu Santo. Así, con las figuras de Santo Domingo, San Francisco y San Agustín se representan a las tres órdenes religiosas con mayor presencia en la Nueva España.
En el interior, en las laterales del crucero, se encuentran dos grandes retablos recubierto de oro, uno dedicado a la Virgen del Camino y el otro a la VIrgen de Covadonga. Estas dos piezas, además de ser portentos representativos del barroco dieciochesco (1750 y 1770, respectivemente), son, después de los de la catedral, los retablos más grandes en nuestro país.
Debido a un temblor en el año de 1776, la iglesia debió sufrir una remodelación en su interior. Estas obras estuvieron a cargo de Manuel Tolsá, quien, siguiendo su caracterísitco estilo, la décoró con un estilo neoclásico como queda evidenciado en el altar mayor concluido en 1810 y dedicado a Santo Domingo de Guzmán. En su construcción participó también Pedro Patiño Ixtolinque, discípulo de Tolsá.

Podríamos encontrar valoraciones de distinta índole para este templo. Fue construido en el siglo XVIII por los dominicos, se arruinó con las inundaciones de principio de siglo que aquejaron a la ciudad; esta construido en cantera gris y tezontle. Los relieves evocan escenas de San Francisco de Asís, San Agustín y la Virgen María. Al interior hay retablos hechos por Manuel Tolsá con todo el espíritu neoclásico de la época y al final es un templo barroco y este punto para nuestra actualidad es lo importante.
En un libro reciente (Vuelta de Siglo), Bolivar Echeverría, un filosofo ecuatoriano nacionalizado mexicano muerto en el 2010 y ahora retomado y recientemente reconocido, habló del ethos barroco ¿Qué es? Pues una forma propia de nuestro lenguaje, su valor según él más grande, la ornamentación que le permite al español crear su propia interpretación del mundo. El arte barroco legado de España se convertiría en la raíz a desarrollar para poder formar –los latinoamericanos– una modernidad alternativa a la modernidad capitalista en la que los discursos como las economías están supeditadas a las grandes potencias.
Ven apreciar el barroco en uno de sus expresiones más bellas y déjate llevar por la teatralidad que genera su propio discurso, uno diferente a la superficialidad de la imagen capitalista actual que nos rodea.

Esta es una iglesia muy conocida por los sitios que están a sus alrededores.
El templo de Santo Domingo es de origen franciscano y aún conserva los «balcones» desde donde los internos podían escuchar la misa sin tener que estar frente al altar.
El padre que oficia la misa, los domingos que fue a la que fui, la hace muy amena y comenta la lectura; en lo personal eso me gusta mucho puesto que siento que lo hace más entendible para la gente.
Su arquitectura es barroca, tiene varios nichos, muy bellos y bien cuidados.
En general esta iglesia es muy bella y tranquila.