Tianguis de pulgas de la Avenida Hidalgo

Lo antiguo está de moda, no sólo en el vestir, también en el diseño de los interiores, incluso en la manera de pensar. El individuo está parado en un momento de análisis, de retrospección generacional, mira lo que fue, aunque en ocasiones esos tiempos no los haya vivido en carne viva. Estamos en la tradición de todas las tradiciones.
Me encantan los tianguis de pulgas, tienen una imagen sensacional, están llenos de referentes históricos, cada elemento está cargado de pasado, mirarlo te lleva a otra época. Me encontré con este tianguis hace muy poco, pude ver televisores de los años sesenta, cuadros, muebles, objetos decorativos, lámparas, libros, vasos, pero sobre todo historias calladas en ellos.
Me quedé clavado mirando un pequeño payaso de madera y tela, tenía los ojos con lagrimitas, su pie estaba un poco roto, su vestimenta asoleada, descolorida, y me miraba. Me gustan los payasos, mucho más esos de estilo clown, tristes, ausentes de pensamientos. Lo mejor es que los quince pesos que valió, no significan nada en comparación con las historias que me puede contar. Es uno de los objetos más admirados por los que llegan a visitar mi recámara.