Muy pocas veces me he cuestionado sobre la existencia de ciertos lugares, o sobre la coincidencia de haber llegado a ellos. El mejor lugar para comer en Monterrey, y sí, lo digo de verdad. No sólo es increíble el aspecto elegante y mediterráneo del lugar(a pesar de que la casa tiene 300 años de antigüedad) es encantador la manera en la que sus propios dueños te reciben con un trato cálido que te brinda confianza y comodidad. Te sorprenderás al conocer el menú que te ofrecen, puede ser que lo primero que llegues a pensar es que son cosa comunes, pero no es así; el estilo de los chefs, es crear una maravilla de platillo dándole un toque gourmet con un aspecto muy elegante, y no sólo se ve bien ¡sabe muy bien! Es todo un viaje de sabores, percibes desde un sabor sutilmente dulce hasta un sabor salado, y claro, he de confesar que yo probé el pollo al vino blanco. Mis respetos a los tres chefs que cocinan en este lugar. Sin embargo, lo que más se pide en este lugar son las empanadas españolas, mezcladas con el sabor de un buen vino tinto. Es un lugar para disfrutar, de verdad que te enamora y te atrapa, con sólo pasar frente a la puerta te llama la atención el delicioso aroma de la cocina, así como la música suave y alternativa. No se etiquetan con una sola categoría, ya que todo tipo de personas pueden visitar este restaurante. Además de sabroso, es saludable, y qué mejor manera de acompañar tu platillo que con un té bien helado. Yo pedí el té verde, que se ha convertido en mi favorito, y lo mejor de todo… es refil. Si vienes de pasada, tienes que poner un pie en este lugar, estoy segura que verás la comida italiana, francesa, griega y mediterránea de otra manera.