Desde que era adolescente recuerdo venir a este sitio. Debo confesar que tenía muchos años de no venir pero hoy que lo hice me sentí realmente emocionada al ordenar la misma Mamela de bistec que pedía en mis tiempos mozos y que fuera la misma! La misma en tamaño, sabor, presentación, en fin una delicia. Si gustas de comer antojitos mejicanos, sentada en una mesa y con la atención de un mesero, ven aquí. La relación precio– calidad producto es bastante razonable. Aquí hay muchas TVs por lo que puedes comer como antes oyendo música y viendo vídeos o bien ver el partido de fut que toque ese día. En el baño de mujeres hay cambiador(por sí están en esa etapa) Lejos de ser un lugar que me remonta a una de las mejores épocas de mi vida por estos lares, es sin duda un restorán para comer rico y sin poses.