Museo José Luis Bello y González

Buen lugar para apreciar la vida de los aristócratas poblanos de los siglos XIX y XX. Muebles, artesanías, artículos de colección de Asia y Europa. Marfiles, muebles, lámparas, además de disfrutar la arquitectura del lugar, casa señorial.

Este museo ha tenido muchos cambios a partir del sismo de 1999 cuando la casa señorial donde se encuentra sufrió una gran devastación, por lo que pasaron mucho años para que su colección de arte tan hermosa y extensa pudiera volver a ver la luz.
El museo lleva el nombre del poblano que durante toda su vida vivió para crear este hermoso acervo histórico y cultural. Además esta colección es tan única que es una de las pocas en el mundo que se exhiben dentro de la casa que habitó su dueño. El museo abrió sus puerta el 21 de Julio de 1944, después de cumplir la voluntad del hijo del Sr. Bello (Mariano, quien heredó parte de la fortuna y obras de su padre), que cedió su obra al estado porque quería que fuera un lugar donde los poblanos pudieran acercarse a las belleza del arte universal.
Después del temblor, el gobierno del estado inició un programa muy vanguardista donde se le dio mantenimiento a la casa, al acervo completo, además de que se realizaron trabajos de curaduría y museografía.
El museo está divido en trece salas, que permiten que cada una de ellas tenga un factor común y se dividan las obras según su tema, año o material. Las salas que forman el museo son: Rojo, Arrieta, Metales, Lacas, Talavera, Calaminas, Pinacoteca, Mariano Bello, Música, Ornamentos, Cristales, Oriental y Marfiles.
En verdad no existe ningún otro museo en la ciudad que ofrezca tantas salas y elementos tan hermosos como éste, además de que se disfruta de igual manera la casa ya que uno se puede acercar de forma sencilla a lo que fue la vida de las familias muy acomodadas de la ciudad.
Son tantas las piezas únicas que alberga el museo que es necesario que lo recorran con tiempo y mucho entusiasmo, porque al salir no creerán que pudieron ver piezas tan hermosos y únicas.
Una de las piezas que deben tomarse el tiempo de ver son:
El arcón filipino con el mapa más antiguo de la ciudad de Manila, Filipina.
Las esferas de la vida talladas en marfil.
Un órgano tubular del siglo XVIII.
Un ánfora romana del siglo I antes de Cristo.
Lo mejor es que ahora el museo ofrece en su último piso una ludoteca, donde los niños pueden recrear alguna de las obras que en su recorrido conocieron.

De los mejores museos que hay en Puebla, al menos siempre que asisto disfruto de todo lo que ahí se puede observar y toda la historia que hay detrás de cada pieza; es indudable que debes visitarlo ya sea que vengas de otras ciudades o si eres de Puebla.
El edificio en sí es de excelente vista y arquitectura, admirar su torre y mejor aún recorrerlo, ese aroma que encuentras en cada habitación del museo te transporta a otro tiempo y te hace imaginar como era en esa época.

Si quieres conocer un lugar lleno de arte y todo tipo de objetos curiosos de distintos tipos de orígenes date una vuelta al Museo José Bello y González, no te vas a arrepentir. Tiene una gran variedad de obras de arte tanto de Europa como de México, además de que estos objetos estan hechos de todo tipo de materiales, muy interesante para los chavitos.
Tiene una sección, para nosotros los músicos, de instrumentos antiguos, me encantó. Altamente recomendable. También hay pinturas, esculturas y hasta textos escritos hace muchísimos años, es muy curioso ver inclusive el tipo de letra con la que se escribía, muy bonita.
Vayan con la familia y se pueden pasar un día entero ahí, eso sí, lleven una buena cámara porque verán cosas únicas.

Es una enorme colección de piezas de arte de todo tipo, tienen salas repletas de pinturas, así como objetos tallados en madera, hueso, herrería; hay algunos instrumentos musicales antiguos.
La casa es un edificio completamente colonial, y aunque las obras de arte están un poco amontonadas, hay joyas muy bonitas que vale la pena admirar

El museo José Luis Bello Y González; su nombre se debe a la familia de coleccionistas que vivía en aquella casa, sin lugar a dudas uno de mis museos favoritos. Gracias a que el padre dedico parte de su tiempo a las colecciones se pueden admirar diferentes esculturas, muebles, objetos; varios de estos de origen francés, algunos tallados en bronce…
En cuanto a pinturas se refiere, dentro del museo podemos apreciar grandes obras de arte, provenientes de Italia, Francia, México, entre los autores de las mismas, están los mexicanos Miguel Cabrera y Vallejo entre otros. La mayoría de estas pinturas, son de contenido religioso.
Por otra parte, podemos admirar piezas de porcelana, vajillas traídas de Inglaterra, objetos de uso domestico. Desde el momento en el que entras al museo, y te llevan por una visita guiada, puedes admirar toda esa riqueza en cada habitación.
En una de las habitaciones aun se conservan las cartas que se enviaban en esa época, escritas todas con tinta de una pluma.
Es verdaderamente admirable todo lo que hay dentro de esa casa, que ahora es museo.

Martes a domingo 10 – 17 horas
La única vez que fui la recuerdo por la angustia de no saber si prestarle más atención a las obras o al edificio en sí.
Yo no me declaro fanático del arte religioso y aquí hay mucho (si a ti te gusta, lo vas a disfrutar muchísimo), pero sí pierdo la calma cuando veo que las paredes son por sí mismas elaboradas obras de arte, tal como sucede con la Sala de la Talavera.
Si no te agobia el conflicto de estar en un lugar que muchas veces llama más la atención por sus techos, pisos y paredes que por lo que cuelga de estas últimas, te recomiendo ampliamente que lo visites.