Churros del Templo de Guadalupe

Cada domingo que paso por ahí le digo a mi papá que haga una parada y me compro un churro. Son deliciosos! Llevan más de 10 años poniéndose a fuera de la farmacia Guadalajara en la esquina a un lado del templo. Son muy famosos y desde pequeña yo recuerdo haberlos visto hasta la fecha. Son unos esposos muy agradables y humildes los que venden los churros, dejas el dinero ahí en el carrito y si necesitas cambio tu mismo lo agarras. Venden el churro por pieza o por orden.

Hay pocas cosas que me hagan salivar más que pensar en uno churro escurriendo aceite, recién salido de la olla y después rebosado en una deliciosa mezcla de azúcar y canela.
Me imagino que si yo fuera a la iglesia que está enfrente, el único aliciente que tendría para mantenerme en pie y soplarme todos los sermones y regaños que ya todos nos sabemos de memoria, sería salir a echarme una (o 2 o 3) bolista (s) de churros yo solito, sin que nadie me regañe por mi gula.
Las personas que atienden son muy amables y se ve que le tienen amor a los churros, porque todo lo hacen con sumo cuidado y sonriéndole al cliente.

Por años, estos churros han estado en la colonia Chapalita, afuera de la farmacia que está ahí, a un lado del templo, casi esquina con Las Rosas. No sé si es que soy fan y fiel a este puesto de churros, pero son de los mejores que pueda haber en la ciudad y probablemente de los pocos que hay en Chapalita.
Duré varios años sin comer churros, debido a que cuando tenía unos cinco o seis años comí tantos que me enfermé (y yo creo que estaban medio malos), pero no fue en este sitio. Así que quedé asqueada. Y un día decidí volver a probarlos, a ver si me volvían a gustar. Este puesto de calle fue el que hizo renacer mi amor por los churros.
Ahora, cada vez que tengo antojo, vengo aquí a comprar. Y aunque el puesto ha sido el mismo durante años, algo nuevo que han agregado son los tamales, los cuales tienen una buena calificación para mí, son ricos.
Pero mejor que los tamales, como dije, son los churros. Son tradición en la colonia. Común que al salir del templo vengas y te compres unos. Además, puedes ver cómo los hacen y te garantizan limpieza, que eso siempre me ha gustado del puesto.

Nada como un buen churro y un chocolate caliente para una tarde-​noche. Es un postre delicioso y muy típico mexicano. Por mi casa hay un negocio que vende churros desde hace años (me parece que mucho antes e que yo naciera), a partir de las 6 de la tarde el señor llega en una moto con su esposa, monta una olla enorme y la llena de aceite y comienza a preparar la pasta de los churros para que cuando comience salir la gente del templo de misa de 7 de la noche los churros estés listos para comerse y para llevar.
Estos churros sin nombre han estado aquí por más de 20 años y son una tradición, tanto para el que viene a misa al Templo de Guadalupe como para el que va pasando. No venden nada más que churros y sólo son los churros clásicos con azúcar. No encuentras los churros rellenos. Sin embargo el sabor de este lugar ha hecho que haya durado por más de dos décadas.