A Primera de Recesindes

Como tenía que ser, fui un domingo como dice la tradición familiar argentina. Fui a ponerme en la cola porque fui cerca del horario de almuerzo y en un par de minutos nos atendieron a todos los presentes. Puede ser que en el barrio encuentren otras fábricas de pastas, es muy difícil sacarse las sensaciones del primer amor. Me compre una bandeja de ravioles de verdura, muy ricos, muy llenadores y para no ofender mi capacidad cocinera, me dediqué a producir una salsa para terminar con la tradición. Me senté en la mesa con mis personas queridas, para respetar la práctica cultural. Con todos los elementos en la mesa, me dediqué a probar la elaboración y me retrotrajo a una serie de imágenes donde se producían esas reuniones de mesas infinitas, con la soda cantora y los chicos corriendo alrededor, risa y por supuesto muchas comida.