Creambury

Este local de Creambury es especial para tarde lluviosas de invierno.
Tiene un gran ventanal que da a la calle, y un gran semáforo frena a muchos autos que se deliran con algún malabarista que siempre hacen sus trucos y destrezas.
El local tiene una sillas y sillones muy cómodos algunas mesitas ratonas y una muy buena atención, tanto en las mesas como en el mostrados.
Los chocos te acercan la carta sin perder demasiado tiempo y a pesar de que su especialidad son sus helados, tienen varias cosas muy piolas como los panqueques para acompañar el café que son al mejor estilo estadounidense, gruesos y con diferentes jarabes dulces.
Sino tienen también cafés especiales incluso fríos y muy ricos.
Los sándwiches que tienen están bárbaros, y tiene la variedad de hacértelo con Pan de campo el cual es muy rico con manteca.
Ese mismo pan de campo lo utilizan en la merienda con jamón y queso o incluso la completa, es muy sabroso.

De los helados cero no digo nada porque no tengo idea, nunca los probé. De los postres sé que son buenos pero tampoco porque los haya saboreado. Cuando voy a Creambury voy por el café con leche y el rico tostado que me preparan en esta sucursal. Hay otra sucursal en Villa Allende que nada que ver, ni siquiera la ambientación es igual. Durante mucho tiempo tuvo una gigantografía en que se mostraba el helado en primer plano pero tan errado que se confundía con carne molida ¡lo juro! Desagradable además.
Volviendo a esta sucursal es muy pintoresca y esta lindo ubicada en una esquina de la ciudad frente a la Shell y el poli. La atención no es «qué bueno» y ahora que lo pienso ni este, ni en el local de la carne molida ni en el del shopping de Villa Allende te atienden con ganas, es más, da la sensación que te estuvieran haciendo un favor. Pero el de la calle Dean Funes es el mejorcito de todos. La próxima ya dije que voy a probar uno de esos licuados con mezclas raras que promocionan en una pizarra.