Alba Granados

Seguro que os suena Alba Granados. O quizá recordáis más Alba París (ahora llamado Carlota). Hablamos de un restaurante de Barcelona que tiene un prestigio ganado después de 20 años de cocina tradicional por la que siguen apostando pasándose los secretos de generación en generación de cocineras, que ya son 3: Victoria, Aurora y Carlota.
Alba Granados es de los primeros que se instalaron en esta calle después de que fuera necesario ampliar el negocio al quedarse pequeño Alba París. Cuando lo hicieron ni mucho menos habíà la oferta actual. De esta forma, consiguen los dos restaurantes.
Carlota Claver empezó su carrera muy joven, con 24 años después de formarse en la Escola d’hostaleria Hoffman y haber pasado por El Bulli. Hoy con solo 34 tiene la experiencia suficiente en cocina y en gestión para liderar los dos restaurantes.
El local de Alba Granados es grande, con su terraza exterior y dos plantas. La superior suelen reservarla para eventos como música en directo o ver en una gran pantalla diferentes competiciones deportivas. En la planta baja podríamos distinguir una primera parte más informal, con dos barras para poder tomar alguna tapa o copa sin necesidad de sentarse en una mesa. Si nos adentramos, es cuando se amplía el espacio y encontramos las mesas del comedor.
Pero se puede disfrutar de un balcón con 4 mesas para dos donde se puede disfrutar de una cena magnífica.
Un restaurante clásico en Barcelona, quizá desconocido por muchos por no estar de moda o no ser de las últimas aperturas. A veces el ritmo tan vertiginoso de las novedades nos hacen perder un poco el rumbo y olvidarnos de quién hace ya tiempo que está en Barcelona y de quién lo hace bien
Tomamos anchoas, huevos rotos con foie, Chuleton de carne Roxa y varias cosas más de las que me gustaría destacar el Tataki de atún con cremoso de piña y salsa teriyaki. Hago una pausa merecida para este atún, rebozado de sésamo y bien jugoso por dentro. Hasta ahí podríamos decir que no sería el primero y ni espero que el último que encontraré en su punto. Es el acompañamiento, el cremoso de piña lo que realmente me sorprendió. Una propuesta que puede parecer extraña y sin embargo lo raro es no haberla encontrado antes por lo bien que casan. Además, el puré es de piña natural, la fruta triturada sin ningún azúcar añadido.
Tiene fama de caro, pero lo caro o barato depende de lo que recibas a cambio. El producto es extraordinario, de muy buena calidad y esto tiene un precio. Me parece más barato pagar 50 Euros por una comida en Alba Granados que 20 Euros por una hamburguesa y una cerveza por muy de moda que esté el local. Eso si es desproporcionado.

Great location. My starter was a tasty ‘salad’ of tuna, onion and tomatoes (~€ 8). My main was a full order of beef (buey) carpaccio (~€ 16). Given the large amount of carpaccio (full-​order), the plate was too small. To fit the carpaccio in the plate, there were multiple layers, one on top of each other. That is a NO, NO. Moreover, the carpaccio was not as thin as I like, the meat possibly too young, and there was too much oil over the whole thing. I stopped following a friend’s suggestion. Below expectations.

Rarement je mets 5 étoiles. Plats excellents, cadre au top et service impeccable. Très bonne adresse. Un peu cher mais ça le vaut, les produits sont de top qualité.

El pasado sábado recibí la visita de un buen amigo de Valencia. Para que el recibimiento estuviera a la altura de su persona reserve mesa en el restaurante Alba Granados, de los mismo dueños que el Alba Paris. Era mi primera visita al mismo y por tanto una apuesta arriesgada por mi parte. Veremos si fue un éxito o por lo contrario un fracaso. A la comida nos acompañó mi querida mujer y una buena amiga de ella.
Previamente quedamos para tomar un vermut en un bar cuyo nombre no recuerdo y no haré esfuerzos por recordarlo por carecer de la más mínima importancia. A pesar de que el vermut fue de nuestro agrado.
Reserva a las 14:00. Con puntualidad británica llegamos al Alba Granados, situado en la calle Enrique Granados. Un largo pasillo nos introduce a su comedor. Cuenta con comedor en piso superior donde se ubica su preciosa terraza. Bonita barra justo al entrar donde se puede comer. Comedor amplio. De techos altos. Acogedor. Elegante y sencillo. Decoración que al parecer intenta imitar los modernos restaurantes neoyorkinos.
Nos acomodan en una tranquila mesa, redonda, nos sentimos cómodos en ella. Pido una cerveza para poder visualizar la carta con la tranquilidad que aporta la cebada, la misma nos dará la pausa necesaria para que nuestra elección sea la correcta. En la carta hay desde entrantes tipo tapa, algún arroz, ensaladas, varios pescados, y carnes, también huevos rotos varios.
Finalmente la comida transcurrió por los siguientes derroteros.
Para compartir:
Anchoas del cantábrico, excelentes, de lo mejor.
Variado de croquetas. De jamón, de chorizo y morcilla y de carn d´olla. Mediocridad camuflada, ninguna superaría el top 10 de Barcelona. Exentas de emoción, de sabor y de textura. Quizá la de chorizo resaltaba sobre las demás, pero creo que sólo por la potente combinación de sabores. Un restaurante de este supuesto nivel no se puede permitir esas vulgares croquetas.
Tartare de atún bluefin con guacamole. Muy bueno, de lo mejor de la comida.
De segundos:
Dos Steak Tartare con aro de cebolla. Carne muy buena. Cortado a cuchillo. Bien macerado. Ahora bien, la presentación del mismo algo triste. El aro de cebolla no pintaba absolutamente nada, su presencia resultaba ridícula y las tostadas no eran nada del otro mundo. Una pena ya que estos detalles desmerecieran tan notable steak.
Butifarra de Olot a la parrilla con sofrito y gambas. A priori un plato que prometía bastante teniendo en cuenta su sencillez. Pero no me queda otra que decir que se quedó a medio camino. Bien, pero no pasó de ahí, no llegó a escalar más y por tanto no enamoró. El sofrito algo pobre y la gamba tenía mejor color que sabor.
Tataky de atún, cremoso de piña y salsa teriyaki. Bueno. Pero de nuevo una presentación lamentable. Sin alma. El plato estaba desnudo, diría que hasta algo triste. Una lástima porque el producto era muy bueno.
Lo bañamos todo con una botella de Fincas Resalso Emilio Moro, de 2.013 y una botella de blanco Menganito. Vinos efectivos siempre. Y que por su cotidianidad no requieren más explicación por mi parte. No me cabe duda que lo entenderá apreciado lector.
Cafés y una tarta de chocolate y una de queso. Correctas ambas.
Precio cuatro personas: 220 euros.
Restaurante que en mi humilde opinión se queda en tierra de nadie. Lo tiene todo para ser un referente, ubicación, buen espacio, buen producto, pero creo que no saben sacarle todo el jugo. Los precios de la carta y teniendo en cuenta el resultado final son exageradamente caros. Muy por encima de restaurantes cercanos y que compiten con el Alba Granados. Ningún plato enamoró del todo. Servicio simpático pero poco profesional y atento. La cristaleria de las copas de vino, correctas, así como su carta de vinos, no obstante dista mucho de ser la carta de vinos que merece un restaurante de este tipo. Han tenido la acertada idea de haber incluido las medias raciones en muchos platos.
Si bien la comida no fue un fracaso si que fue una decepción tremenda y por tanto no creo que vuelva a repetir. Al menos hasta que alguien de confianza me haga creer que han cambiado. Por esos precios hay muchos restaurantes muy superiores.
Finalmente fuimos al Dry Martini, donde pudimos hacer una correcta digestión con la ayuda de un gin de Bulldog, excelentemente bien servido y que nuestros estómagos agradecieron enormemente.
Señoras y señores, si van al Alba Granados no se olviden la cartera.

Dinner doesnt start till 8p, but their bar food is good.
Love the ambiance at this place. Ideal date place.
Great tuna salads, calamari. If you like red — try the IZADI wine.
They play bossa nova, which is always a plus in my book. Classy place.

Vine a este sitio a tomar unas tapas, así que no puedo evaluar la calidad del restaurante. Debo decir que la atención es estupenda. Todo el personal estuvo atento a cualquier cosa que necesitásemos desde el momento en que llegamos.
Pedimos unos huevos estrellados con jamón que estaban deliciosos. Y los acompañamos de unos triángulos de queso brie fritos también muy ricos.
¿Por qué entonces las tres estrellas? Me ha parecido excesivamente caro. Pedimos dos cervezas, un refresco y los dos platos anteriores (nada de pan con tomate ni similar) y pagamos 27 €!
He leido que en el restaurante hacen unas carnes espectaculares, pero ni me atrevo a pensar en el precio!

Good food, friendly staff, nice Wine List — showed up without reservation… inside no chance for a table, but outside! Friday Night
Only the dishes are a little worn out– only thing we could complain on

The restaurant has a good interior and good staff.
Food is average «steaks and starters»

Very solid food. Probably closer to 3.5. This was the first restaurant we ate at when arrived as we had rented an apartment and it was not ready yet. After 10 days here I finally can say we can review it and comfortably say it was very good food mainly visited by locals. We sat outside and had the snails and some other tapas. I’m not craving to go back, but if in the area it is an excellent choice.

I don’t think I have ever been to a place where I simply did not eat — neither did my mom.
We were there on Saturday night, and there was one guest we arrived (they left after drinks). No other guests arrived — and when we left at 9:30 nobody else was there.
Anyways, pumpkin ravioli was the main course — had such a weird taste it was inedible. I had the warmed asparagus for a starter… it turned out to be white aspargus and cold. Clearly wasn’t fresh.
My mom had the rocket salad which she enjoyed but the baby squid was rubbery and clearly not baby.
We didn’t even eat the bread.

Amazingly delicious. Waitstaff was nervous about their English but did a great job. The grilled veggies were so flavorful, the essence of vegetables. Lisa found her steak to be fillet mingion. after our airplane food, there was no place better.

Cuando he ido a cenar a este restaurante he terminado siempre bastante impresionado y con la boca abierta. Por la comida, por el ambiente, por una decoración cuidada al milímetro (luz direccional en las mesas, cajas de vino y cava como adornos, en las paredes). A mi me transmite una enorme sensación de elegancia y de saber estar, además de un placer gastronómico inmenso, entre otras delicias: los caracoles, su auténtica mozzarella de búfala, y unos entrecots de buey que son para quitarse el sombrero. Las mesas están muy separadas unas de otras, lo cual permite que haya mucha intimidad. Hay un par de mesas en el balcón que para verano no están nada mal. Eso sí, la cuenta puede llegar a cantidades astronómicas como pidamos un buen vino.