Alt Heidelberg

This place is ehh. Good for simple things, but not dinner.
First red flag — they didn’t have spätzle. A German restaurant should serve spätzle … don’t you think?
I was with friends who really wanted to eat there, so I sat down and hoped for the best.
I ordered Kassler Rippchen — I got a piece of ham with cold sauerkraut. I worked in an Austrian restaurant for several years. As far as I know, Kassler is a smoked pork chop and it usually comes with braised red cabbage and some form of potato. I had ordered in Spanish, but when I got my food, I looked at the English menu, which said «smoked chop.» Confirmation. Then, I inquired with the camarero and he told me that what I got was the smoked chop. Long story short: yes, the ham is smoked, but no, it’s not a chop. I gave up. Anyway, the ham was okay, just not what I ordered.
Second flag — we ordered cucumber salad. We got diced pickles. That was weird.
One good point is that my friend got a huge burger with gruyère for about 5 €. She said it was delicious. I believe her. My other friend enjoyed the knockwurst.
So it seems this place is good for sandwiches like burgers and/​or knockwurst, but in my opinion, don’t bother with the entrées. It looks like a restaurant but it’s only good for a quick bite.

Wer bayerisches Bier mag: hier gibt es Augustiner. Und noch mehr deutsche Biere. Empfehlenswert!

La primera vez que fui al Heidelberg llegamos que cerraban ya. Sorprendentemente nos dejaron sentarnos, y yo pensé «ay, que nos escupirán en el bocata ya verás». Yo, que he sido camarera y dependienta, sé lo profundamente que jode que te entre en el local gente cuando vas a cerrar. Y nunca recomiendo hacerlo o quedarse aunque te digan que sí: vuelve otro día en un horario mejor. Sin embargo no. La cosa fue genial. De hecho fue hasta divertida. Los camareros venían, hablaban con nosotros y al final de la cena… nos dejaron una botella de Orujo en la mesa: sírvanse. Y así acabamos: en el Moog…
Así que sí: es un sitio genial para coger fuerzas si te enfrentas a una laaarga noche.
La siguiente vez no fue tan troglodita. Ya en horario normal y en fin de semana. Fuimos una mesa de unas ocho personas. El local estaba llenito hasta la bandera (siempre es así) y, obviamente, la atención no fue la misma. Pero los camareros se esfuerzan en ser majos aunque vayan de culo –unos más, otros menos, como en la vida -.
Es un sitio estupendo para comidas hipercalóricas (claro, se supone que es alemán): frankfurts, bradwursts, hamburguesas, ensaladas germanas, etc. Bocatas clásicos y efectivos, sin manierismos ni leches.
Y tienen una carta de cerveza bastaaaante decente: variada y extensa.

Guardo muy buenos recuerdos de este local. Sobre todo por su Biquini de serrano acompañado de una buena flauta de cerveza en la barra

Una birrita…
Es un lugar de los de siempre, muy cerca de Plaza de Catalunya, por lo tanto lleno de guiris a todas horas…
Su «repertorio» es más variado que un simple Frankfurt y puedes degustar típicos platos alemanes, acompañados por un sinfín de birras.
Un local muy bien ambientado, con solera, pero con el inconveniente de la multitud…
Muy aceptable.

No sé si es antes salchichería o cervecería, pero de ambas cosas se anuncia especialista. Reclama también el derecho a considerar ambos productos un lujo, por lo que hay que ir preparado para ello, y entender que el Heidelberg no es un frankfurt cualquiera, sino el frankfurt de los señores. Aunque no sea seis veces mejor que cualquier otro establecimiento del género, no tenemos más remedio que creerlo.
Pionero en servir salchichas y cervezas de todo tipo, el Heidelberg es además un lugar confortable, con enormes salas llenas de mesas y bancos de madera, y dos amplias barras paralelas a la entrada en las que los trabajadores de los alrededores, con americana y corbata, acaban la jornada con un brindis a la alemana.

La palabra BÁVARO, el adjetivo, no sé. Esta cervecería alemana es muy bávara, podrías decirlo en voz alta, ¿no? Vamos a soñar un poco. Ahora en serio, va.
Los alemanes son conocidos también por su gusto por la cerveza, por su Oktoberfest, por su recogida del trigo y su fiesta con jugo de levadura. Aquí vas a encontrar cinco decenas de tipos de cerveza, no solo alemana, claro está, son más abiertos de mira que sus abuelos. Si quieres degustar algo nuevo más allá de una Estrella o una Moritz, ahorra un poco y ven aquí, está en pleno centro.
Para comer tienen grandes propuestas en pequeñas raciones, cositas para picar, algún frankfurt que otro, todo muy sano y muy centro europeo, qué digo, todo muy bávaro, Me gusta el Alt Heidelberg aunque no sé que significa eso. No es la cervecería de mi vida, eso está claro, pero para esperar a los amigos mientras llegan siempre quedo ahí dentro y la fiesta se va animando.

Hay pocos sitios a los que vuelvo pese al servicio, pero éste es uno de ellos. No digo que sea un mal servicio ni que los camareros sean maleducados, ni mucho menos, pero digamos que hay un par de ellos que son…, ejem, muy serios.
Bueno, a parte de eso, que puede ser más o menos importante, es una buena cervecería alemana. De las de toda la vida; de las que, cuando no sabíamos qué quería decir «kartoffel», ya existían. Tienen una buena cantidad de cervezas, de diferente graduación, origen, y precio; no sólo alemanas o centroeuropeas, pero especialmente. Para ponerse morado.
Luego, algunos platos típicos, que no desmerecen: la kartoffelsalat (ensalada de patatas), las salchichas de frankfurt, bratswurst y otros nombres aún más difíciles, el chucrut, el codillo cocido… Ñam. Y algunas tapas la mar de buenas, ensaladillas; bocadillos de hamburguesa (de Hamburgo, alemana de toda la vida), bikini… En general, todo está muy bueno y en buena cantidad.
Lo único que me inquieta es la planta de abajo, donde están los servicios, que siempre está cerrada, oscura, solitaria, extraña. Deberían poner, una barra con más cervezas, o una bailarina alemana, o algo.

A Barcelona institution, you could call this an early example of ‘Fusion’ gastronomy: a cross between a Bavarian beer hall and a Catalan tapas bar.
Actually, although that sounds weird, you get the best of both worlds: a great range of tapas, with a huge selection of German beers (and some Spanish and Belgian ones). The tapas also include German dishes, so there’s plenty of sausage on offer as well as the more usual seafood, stews, tortilla and salads.
The décor, although interesting, works less well: the traditional Catalan blue tiles look incongruous when set off by cuckoo clocks and decorated drinking steins. There are the traditional long counters to eat at at the front of the bar, with tables and chairs in the rear area.
Service is astonishingly swift and professional, although a little impersonal. It can get very busy, and attracts lots of students, office workers and tourists. It’s very conveniently situated close to the shops at Placa Catalunya.