Alzheimer Internacional. Fundació Pasqual Maragall

Pasqual Maragall es un tipo peculiar. Le conocí como alcalde primero, como presidente de la Generalitat más adelante y siempre me pareció una persona especial, muy directa y franca. La gente de su entorno hablaba de sus famosas «salidas de pata de banco».
«Mira –decían cuando expresaba una opinión «políticamente incorrecta” — ahí tienes una «maragallada» más».
Pero él no se cortaba y decía lo que pensaba, sin más. Tanto daba si podía o no, Lo hacía y punto.
Por trabajo me tocó seguirlo en algunas campañas electorales y, cuando terminaba, fuera cual fuera el resultado, nos reunía a los periodistas que habíamos tenido que trabajar a su lado, nos llevaba a cenar y hablábamos de todo. Se acordaba perfectamente de la crónica que habías escrito, de la pregunta aquella que le hiciste un par de meses atrás, de la entrevista picajosa o del comentario que dejaste caer en una rueda de prensa.
Por eso, cuando nos enteramos de su enfermedad nos quedamos atónitos. ¿Maragall tiene Alzheimer?. Y recuerdo que pensé «Pobre Alzheimer, no sabe con quien se la juega».
Efectivamente, no lo sabe.
Lo primero que dijo fue: en ninguna parte está escrito que no se pueda vencer.
Y en ello está.