El lugar es lindo pero el personal no es muy simpático. Comida normal con precios medio caros
Núria D.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Can Roca mola. Esmorzar de forquilla, aquello de sucar pan y notar el sabrosor. Adoro los almuerzos a porrón y en esta cocina pilotan con los fogones. Hemos pedido cap i pota tremenda y manitas de cerdo con romescu. Luego unos bocadillos de salchicha con pimientos, mostaza dijon y guindilla verde. Sí señor. Los camareros te cantan la carta mientras salibas y el trato es familiar. Me gusta, y a mi perra Pepi la que más.
Luisa R.
Évaluation du lieu : 4 Hospitalet de Llobregat, Barcelona
Cuando entramos confirmamos el dicho de que«las apariencias engañan», porque el interior dejaba intuir algo de historia entre sus muros. Sin grandes pretensiones, encontramos mesas de mármol, azulejos y reseñas de prensa enmarcadas colgadas en las paredes, además de premios y menciones a la cocina de este restaurante. Una barra a la izquierda y las mesas a la derecha, todo a la vista, no hay distinciones ni comedores apartados. Un sitio para la convivencia de las visitas cortas de barra y las cenas o comidas en mesa más o menos copiosas(más bien más, ya sabréis porqué). Teníamos una reserva y la mesa preparada. Enseguida nos sentamos. No hay cartas ni menú impreso. Son los camareros los que, como antes, nos cantan los primeros entre los que podemos elegir, pero no te dicen cuáles serán los segundos. Hacen bien, pues no seríamos capaces de retener la información. Entre los primeros, dos platos llevan garbanzos: Uno, los callos y el otro garbanzos con bolets y gambas: Dos tipos de canelones: de pescado y de pato con Foie, y un plato de lasaña. Toma ya! Así que tomamos aire y empezamos escogiendo los callos con garbanzos y los canelones de foie y pato. Los callos, pues que os voy a contar, caseros, y un plato a rebosar. Con una guindilla, por si quieres añadirle picante, es un plato para tomar en diciembre, enero, febrero… pero no demasiado recomendable para Julio. Aunque la verdad, con semejante pinta, pues te puedes armar de valor y tomarlos, siempre que luego te puedas pegar una buena siesta! Los canelones de pato y foie estaban bastante sabrosos. Grandes, con una buena bechamel y un pelín aceitosos, pero hay que ser consciente de los ingredientes que lleva. Un plato potentísimo del que no quedó nada en el plato. Ciertamente, estaban muy buenos y bien rellenos. Pensad que estos van sin queso gratinado, es un ingrediente que tenéis que sumar Seguimos para bingo: los segundos. Vuelve el camarero y nos vuelve a relatar la oferta para que elijamos. Dado los primeros, la intuición nos decía que no encontraríamos platos precisamente ligeros. El colesterol de nuestras venas iba dando saltos de alegría! De los que conseguí recordar y apuntar, había bacalao cocinado de tres formas diferentes, calamares rellenos, pies de cerdo deshuesados rellenos de manzana, cordero al horno y rabo de toro. Nos decantamos por un plato de bacalao, por aquello de compensar algo y por los pies de cerdo. Cuando llegó el bacalao vimos que compensar, lo que se dice compensar, tampoco íbamos a conseguirlo. Bacalao a l’Empordanesa: con piñones, pasas y cebolla caramelizada. Acompañado de un pimiento frito y patatas. Otro rotundísimo plato, un buen taco de bacalao con gran compañía, y muy bien guisado. Los pies de cerdo deshuesados, por mucho que estuvieran rellenos de manzana seguían la línea marcada hasta ahora. Servidos con la misma guarnición que el bacalao, patatas y pimiento, y una salsa donde todo«navegaba». De mojar y mojar pan. Casi un plato de cuchara. De sabor, pues también bueno, para que nos vamos a engañar, aunque tenía cierta similitud con los callos. Temiendo la hora de los postres, vuelta a la memoria del camarero con lo que han preparado: flan de Mató, Tiramisú, Pastel de crema Catalana con virutas de chocolate, Flan normal… Dejamos los flanes y nos vamos al Tiramisú y al Pastel de Crema Catalana. De perdidos, al río. Después de la comida tan baja en grasas y calorías que habíamos tomado, no íbamos a preocuparnos por hacer un exceso ahora. El Tiramisú era casero, seguramente como todo lo que hacen aquí, pero no estaba demasiado conseguido. Era bueno, porque malo es difícil que esté, pero hemos comido mejores. La Tarta de Crema Catalana tampoco estaba mal, pero le faltaba un punto de dulce, quizá esperaba la parte quemada que no tenía y el chocolate no compensaba esta falta. Por lo que vi en la mesa, deberíamos habernos tirado al flan de mató, que al parecer es su especialidad. Todo esto acompañado de la única forma posible: vino de mesa de la casa. Ni idea de cuál era, aunque no era de los que exigía gaseosa, la verdad. Era un vino equilibrado, pero no puedo deciros nada más sobre él. Servido directamente del barril a una botella que nos dejan en la mesa. En general: comida excesiva en grasa. Apuntado como sitio para entrar en calor, para cometer excesos y para cuando no buscas platos creativos o innovadores en texturas. Para días en los que te puedas permitir una larga sobremesa. El precio: 25 Euros aproximadamente por cabeza. Bajo nuestra opinión, tirando a caro. Pero como siempre decimos, no hay mejor dinero que el gastado en uno mismo y el valor de las cosas siempre depende de la satisfacción que te aportan! Un sitio auténtico, de olla y cocción de horas, un bar«de los que nunca entrarías» Si pensáis ir el fin de semana a mediodía, reservad, está lleno. Para cargar mucho las pilas este invierno.
Xavier S.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
probado en Noviembre, fue todo un descubrimiento. Esmorzar de forquilla de primer nivell. Molt recomanable.
Carol P.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Con una entrada muy discreta disimulan muy bien la joya que se esconde en su interior. Tienen mesas de mármol y los alicatados forman parte del conjunto, en el que se sirve lo que quieras a la plancha, entrecot, estofados, etc. «Aquí no damos mariconadas» dice el dueño, ex portero del Sant Andreu club de fútbol, ¡cuidao!
Mauricio L.
Évaluation du lieu : 5 Barcelona
Pasaron semanas antes que cayera en cuenta en este sitio. La mitad de los bocadillos que veía pasar frente a mi a la hora del desayuno(en una breve experiencia laboral clasificando y colocando meticulosamente verduras y frutas) provenían de tres calles mas abajo. Eso llama la atención de cualquiera en principio. Visitarlo antes de la entrada de la ley antitabaco era un paseo por las nubes. Sin duda por eso mismo perdió parte del ambiente de masa obrera y ejecutiva que ha crecido con sus sabores, pero que hoy disfruto en pleno con el plus de olores que antes se me negaban. Mi favorito: Bocadillo de butifarra, mostaza y guindilla mas el café. Y tu bolsillo no se resentirá. Ultima hora: se han montado en la cresta de la ola. Tienen wifi gratis… la contraseñà la sabe el señor de perilla canosa. El mismo que controla la plancha que esta a vista de todos.