Lo del outlet empieza a ser un concepto equivocado. Casi todas las tiendas de moda lucen el letrerito que reza que lo son en rojo escandaloso, como si al ponerlo fosforito nos lo fuéramos a creer más. Ahora mismo, tienda que se abre, apostilla que le cuelgan. Tanto da que sea el tenderete de batitas de estar por casa que se monta en la periferia del mercado de abastos, como el localito de los chinos reconvertido en «Confecciones Amanecer Feliz». Todos son outlets! Y claro, la idea se ido desvirtuando al extremo que, cuando encuentras uno de verdad, casi que no te lo crees. Pero como las meigas, de haberlos, haylos. Pocos. Y me los conozco todos. Empezaré la «sección» con el que más me gusta. Es un outlet de verdad. De los que tienen ropa buena, de la temporada anterior, a precios asequibles. Y, además, periódicamente deben vaciar almacén, con lo cual, a los precios estupendos que tiene, se suman ofertas de impresión. Por ejemplo: estanterías enteritas de jerseys de cashemir a 20 euros la pieza. Chaquetas de pluma auténtica por 30. Vaqueros de marca(Ralph Lauren, Lacoste, Armani, etc) a 30 ó 50. Camisetillas Adidas a 5… En fin, un auténtico lujo atendido, además, por otro lujo: Cristian. El chico alto que veréis nada más entrar. La de veces que me ha arreglado una cena de compromiso, con una mirada escrutadora, un «espera que ya se», carrera al almacén y aparición triunfal con un modelazo que podía pagar y que me entraba…, porque no olvidemos ese pequeño pero importante detalle: no hablamos de tallas para niñas escuálidas, hablo de tallas para señoras normales como yo, vaya!