Contxa Márquez

Esta esquina de la calle Aragó con Urgell, siempre ha estado llena de flores.
Desde que la recuerdo. Toda la vida. Cuando cerró la anterior floristería, nadie dudó que abriría otra. Y así fue.
Viendo los preparativos del nuevo negocio, los del barrio, ya intuimos que la cosa pintaba bien: muchas plantas, sanas y hermosas. Y ayer, cuando pasé por delante después de muchos meses de ausencia y lo vi, abierto aún y con la primavera en la puerta, me alegré muchísimo.
Al principio nos dio un poco de risa el nombre. Eso de que una floristería se llamara casi casi como una cupletista, no ligaba mucho. Luego, empezaron a aparecer las chicas que lo llevan (todas de la misma familia) y nos hizo gracia verlas tan pelirrojas ellas. Los carritos empezaron a llenarse de margaritas y geranios. Los escaparates de composiciones florales. El interior de plantas más delicadas y ramos espectaculares.
Y poco a poco, acabaron formando parte del paisaje habitual y, por lo veo, no solo se han adaptado… el barrio ha adoptado a estas chicas de origen irlandés que con sus delantales verdes y su pelo rojo, hacen que siempre sea primavera en una esquina del Eixample.

Adoro las plantas y las flores. Adornar mi pequeño balcón con ellas.
Pero soy un desastre en cuidarlas. Mis plantas se deprimen, se secan y mueren. Hasta los cactus!
Menos mal que encontré esta floristería!
Cada vez que le paso delante me da gana de comprar una plantita — y normalmente acabo comprándola — porqué tienen tantas y tan bonitas y de miles de colores que no puedo resistir.
Y las chicas que la llevan son súper amables y me tienen mucha paciencia: me explican bien bien como cuidar de las plantitas y… milagro! Desde cuando voy allí y sigo a la letra las instrucciones que me han dado, mis girasoles, geranios, prímulas…viven y hacen unos flores magníficos!
A veces no es culpa de uno. Yo simplemente necesitaba alguien un poco paciente y preparado que me explicase las cosas.
Por eso, esta es mi floristería favorida!