Cosmo

Si, es hortera. Sí es de pakis, pero es muyyyyy barato.
Mojitos a 3 € y bastante decentes, lleno de gente joven con música actual.
El servicio es agradable, y si buscabas un sitio para tomarte una copas antes de salir este es tu lugar.

Me sorprendió este local, agradablemente. Es muy céntrico, a unos pasos de Las Ramblas, la bebida no es cara y la música es correcta. Está claro que el alcohol es de garrafa pero lo es también en otros sitios y vale el doble. La clientela diversa, hay guiris pero también muchos locales. Para tomar algo antes de ir a la discoteca, va bien. Pero sólo una copa, si tomas dos puede subirte el azúcar notablemente.

Hello Cosmo:
3 suggestions:
1. get wifi!
2. have more comfortable chairs.
3. lower your prices 30%.
And maybe get a better curator for your art.
Then you’ll be a good spot, because now all you have is location, location…

Antro cercano al Apolo en el que lo único que merece la pena son los mojitos a 3 € y casi ni eso. Obviamente a ese precio no podemos esperar gran cosa, y en cuanto te bebes el azúcar del mojito notas el verdadero sabor y entiendes el por qué de ese precio.
El resto de cócteles están también bastante baratos, pero vamos, mejor no preguntar qué les echan.
El sitio está decorado muy cutremente como si fuera del espacio con luces pintadas en las paredes y las sillas y los sofás parecen encontrados en la calle.
Los baños MUY sucios y cuando fuimos, nos quisimos sentar en una mesa libre y ¡sorpresa! Estaba libre no de casualidad, alguien había vomitado en el suelo y no lo habían limpiado.
No se puede pedir más por ese precio… ¿o si?

Mojitos a 3 euros y cocteles a 4. Eso ya atrae. No son los mejores del mundo peeeero, los mojitos están bien y por ese precio el local siempre está a rebosar. Eso sí, no te esperes un local arregladito… El Cosmo es un sitio pintado totalmente de negro, a brocha, y amueblado con sofás típicos de las abuelas, que tienen toda la pinta de haber sido cogidos de la basura. Un poco cutre, igual que los baños, que siempre están bastante sucios, pero a esas horas de la noche, en qué local no ocurre lo mismo?
Pero bueno, es un local muy recurrente, al que he ido muchas veces y al que debes ir. Muchos lo consideran una parada obligatoria antes de entrar en cualquier discoteca. Además, a las chicas nos regalan piruletas de corazón :)

¿Y ahora a dónde vamos? Mi amiga lo tiene claro: «al bar de mojitos a 3 euros que, además, el camarero es mi amigo y nos invita a chupitos!». ¿Mojitos a 3 euros? Un poco sospechoso, pero… ¡Vamos!
Sin complejos, los dueños del Cosmo han disfrazado su local de bar de modernos, con sillones de la calle y paredes empapeladas y, con todo el morro, ponen en el flyer que hacen mojitos artesanales, cuando no he visto ningún bar donde se hagan los mojitos más en plan industrial: en 2 minutos te sirven 10 mojitos en vasos de plástico, garrafón y sobredosis de azúcar. Ahora entiendo lo de los 3 euros. Nos invitan a chupitos, como a todos los demás (parece que el camarero está haciendo muchos amigos, últimamente). En la etiqueta de la botella pone Absenta, pero el sabor de este jarabe teñido de verde nada tiene que ver. Sin embargo, lejos de sentirte timado, agradeces la intención.
Me da la impresión que el Cosmo es un local que juega a ser bar cuya intención es pasárselo bien y a hacernos felices con sus cócteles a precios de crisis.

Fue amor a primera vista. Soy una fetichista inconmensurable de las sillas, el Cosmo era el Palacio de la emperatriz Eugenia, de la séptima galaxia norte. Me encantó, se notaba que estaba hecho sin ninguna pretensión, un gran número de sillas, sillones, butacas y pequeños sofás amontonadamente dispuestos para ser funcionales, prácticos. Para mí, una exquisitez. Qué mejor que sentirse tan a gusto para delirar frenéticamente hasta el más allá, con sus mojitos a tres y medio señores.
Aquí no acaba la historia, me enamora una y otra vez, vuelvo y me habían pintado las paredes en plan Vía Láctea vanguardista. Ahora sí: me pregunto quién dirige la orquestra del juego de las sillas.

Parada obligatoria antes de ir a los Nasty Mondays o Crappy Tuesdays que se celebran en la Sala Apolo.
El bar no tiene nada de especial, sillas o sillones bajos, una decoración que deja que desear y una luz que, depende de donde te sientes, hace casi imposible ver la cara de quien tienes delante, pero, aún y así, es el sitio elegido por muchos estudiantes antes de acabar de fiesta en el antiguo teatro del Parallel.
Quizá son sus cubatas a menos de 4 euros, o que puedes conseguir flyers para entrar gratis a la famosa sala, o quizá es por lo cargadas que van las bebidas, pero hay que venir con antelación, pues está siempre lleno, desde su apertura hasta el cierre.