Arrgg… Mi comer pasta… Arrgg… Lo siento, es que tan sólo con pensar en esta tienda, vuelvo a un estadio primario de la evolución humana, vuelvo a las necesidades básicas: respirar, beber agua, descansar, comer pasta increíblemente buena… Y es que la pasta es el mejor invento desde la cama, y la pasta fresca del Da Giorgio es su sofisticación 3.0. Pruebas cualquiera de sus pastas y notas un sabor atávico que te rejuvenece miles de años de golpe. La pasta rellena te renueva el amor por la vida(rápidamente recuerdo los lunotti, mezcla de corazones de alcachofas, ricotta y queso parmesano…). Y no sólo tienen pasta: que si salumi, que si formaggi, que si arroces y polenta, salsas, setas, los antipasti que no van contra la pasta sino a favor, dulces, vinos, vinos dulces… ¡Fantástico! También, para rizar el rizo y acabar de someterte al imperio de los sentidos y el placer, hacen platos preparados(la lasaña, la-la-la) y pequeños menús… ¡Auuuu!!! Lo bueno es que no me cae demasiado cerca y sólo voy de vez en cuando, sino me acabarían haciendo socio honorífico. Lo único malo es que otra de las tiendas Da Giorgio abre los domingos, y ésta no, y esto es pecado, pecado di Cardinale.