El pasado día 27 de diciembre de 2.013, mi querida mujer y un servidor conseguimos escaparnos de los compromisos habituales que como es habitual trae la Navidad. Así que aprovechamos para probar un restaurante que nos habían recomendado y que se encuentra en Pueblo Nuevo. El mismo responde al nombre de El Bocao. Previa degustación de un copa de cava en el hall del Hotel Me, un reconfortante Recaredo Reserva 2.001, nos dirigimos al restaurante que se encuentra cerca del hotel, algo escondido, pero cerca. Con reserva, para evitar contratiempos, y con puntualidad británica nos prestamos a las nueve en punto. Restaurante de decoración sobria y austera, sin nada a destacar, predomina la madera y algún cuadro de dudoso gusto, que más que decorar dañà la vista. De dimensiones pequeñas. Destaca su cocina abierta. Como de lo que se trata es de disfrutar de la gastronomía y de pasar una agradable velada, restamos importancia a la decoración y a ciertos detalles superfluos. Y me dirán ustedes con el criterio que les caracteriza, si claro, pero es mejor un sitio bonito y bien cuidado no?, si, sin duda, mucho mejor, es obvio. Pero al final, la importancia de esos detalles lo marca la calidad de la comida, es decir si uno sale feliz se olvida de los cuadros y hasta a lo mejor compra uno, pero si sale descontento la decoración y demás cobraran mayor importancia de la que realmente deberían tener. Fuimos acomodados por una simpática, atenta y profesional camarera. Enseguida nos explicó la dinámica del restaurante, nos comento su carta, los platos del día y los que no habían en carta. Para poder mirar con detenimiento y precaución la carta pedimos una caña del doctor, desgraciadamente esta fue servida en un vaso demasiado grande y sin ninguna gracia, a pesar de ello la cebada cumplió su misión. La carta es corta, lo cual siempre se agradece. Pocos platos. Señal de que cuidan el producto. Se pueden pedir a modo tradicional primero y segundo, o varios para compartir y segundo, o ir pidiendo platillos. Optamos pues por compartir todo. A destacar en primer lugar el excelente pan que tienen, una maravilla, se agradece. Un acierto. Aconteció lo siguiente: De primero un maravilloso, por novedoso y fresco, tartare de salmón, acompañado de una salsa suave de ajoblanco que encajaba de maravilla, no quitaba sabor al salmon, manteniendo su frescura y calidad; proseguimos con un excelente revuelto de bacalao, con huevos ecológicos, ajetes y patatas, de notable, muy sabroso y meloso, muy bien cocinado, intenso; continuamos con unos excelentes chipirones, con pisto y guasaca, una maravilla, el pisto natural, los chipirones frescos, la guasaca de diez, una salsa venezolana que no siempre hacen bien, un plato fabuloso y por último una excelente hamburguesa de Black Angus 100%, tomates secos, cebolla caramelizada, brie y rúcula, acompañada de unas patatas, una maravilla, excelente carne, de diez, poco hecha, de infarto, lágrimas de felicidad con este último bocao. Lo bañamos todo con un sorprendente Monologo crianza 2.010 un Rioja suave de color aterciopelado. 13 Euros sólo. Omitimos postres y tomamos dos cafés. Precio total: 70 euros. Señores y señoras, a pesar de su discreta y mediocre decoración, que no es proporcional a la calidad de su cocina, el Bocao es un sitio muy a tener en cuenta. Producto fresco, de gran calidad, muy buena presentación en el emplatado, ganas de hacerlo bien y diferente, de desmarcarse de lo habitual en el barrio. Los platos muy creativos, a precios muy competitivos, diría sin ánimo de ser pedante que es muy barato. La carta de vinos muy reducida, demasiado, aunque a buen precio los que tiene. El servicio perfecto, muy profesional y atento. Nos cambiaron el plato a cada tapa que traían y estas fueron servidas de una en una y orden ascendente de fortaleza y sabor, detalle que siempre se agradece. Parce ser que el Paraíso ha abierto varias sucursales en Pueblo Nuevo, y aunque tarde, sólo queda aplaudir la apertura de estos nuevos establecimientos. La competencia les hará mejores, y la competencia nos hará felices a los que amamos la gastronomía. Felices y contentos por tan agradable y sorprendente experiencia, no me lo esperaba debo decir, fuimos al calor que siempre proporciona el hogar y disfrutamos de un gin-tonic de Bulldog y Fever Tree mientras sonaba por el equipo de música el gran Muddy Waters. Señoras y señores, vayan al Bocao, disfrutarán.