Leyendo los comentarios anteriores me alegra saber que el Monopol ha mejorado mucho, ya que fuimos un grupete y todos salimos contentos! Al principio pensamos que era un casal de barrio o la sede de alguna penya deportiva, hasta que nos acercamos y vimos la llamativa oferta de menú por 7,5 € en pleno domingo(entre semana incluye pan y agua). Especialmente los entrantes eran bastante abundantes y todo en general estaba muy rico. Me gusta mucho que aunque sean un local especializado en comida orgánica, vegetariana y de proximidad hayan mantenido la apariencia del antiguo local con trofeos por todos lados y banderines… incluyendo futbolín donde jugamos los chicos mientras las chicas tomaban el café y postre en la terracita interior. Espero volver pronto para probar las hamburguesas que tenían muy buena pinta y las bravas que se ven bravas de verdad. Ah! 5% de descuento en toda la carta por hacer check-in en la app de Unilocal
Leon M.
Évaluation du lieu : 3 Madrid
Monopol es un bar precioso, un sitio que encierra la esencia de lo que pudo ser un barrio como el Poblenou hace bastantes décadas. Con sus techos altos, su claraboya, sus decenas o cientos de trofeos, su antiguo futbolín, sus plantas… tiene una atmosfera muy especial. Es un sitio que merece la pena visitar una vez, sobre todo para aquellos a los que nos gusta la arqueología de bar. Ahora bien, el servicio aunque agradable resultó ser extraordinariamente lento y el bar no estaba lleno ni mucho menos. Por otro lado las raciones, que hay que admitir que estaban buenísimas, eran de un tamaño ridículo. Como además tardaban un montón en servir la siguiente nunca llegabas a llenarte, así que para salir comido tienes que dejarte una cantidad de dinero más que elevada para lo que es el sitio. Al final tuvimos que ir a una pastelería al salir para terminar de quedar llenos. En definitiva, un local muy especial que hay que conocer, comida de calidad, pero una relación calidad/cantidad/precio y un servicio que desmerecen totalmente.
Abel F.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
Con sus estanterías llenas de trofeos de fútbol, sus seniles mesas de futbolín y sus descoloridas fotos de alineaciones juveniles, el Monopol no puede escoder su naturaleza de refugio cochambroso para los fanáticos del balompié. El olor a refrito condensado que impregna la atmósfera, anuncia tapas grasientas y bocatas tristes a precio de saldo. Del lavabo mejor no digo nada. A pesar de su tele gigante que sólo se enciende cuando hay partido y de sus birras baratas, el Monopol tan sólo consigue reunir a un puñado de clientes friquis, capaces de pasarse el juego entero bailando al son de un politono de movil. Tan raro como suena. Sólo apto para echar un futbolín, tomarse una mediana y salir corriendo para no volver jamás.