El pasado día cuatro de abril mi querida mujer y quien escribe estas líneas quedamos para cenar con dos buenos amigos. Desgraciadamente, en esta ocasión y a pesar de mis reiteradas quejas, mi opinión no fue tenida en cuenta a la hora de elegir el restaurante. El sitio seleccionado fue el restaurante Famen. Previamente quedamos para tomar unas cervezas en una pequeña y cómoda terraza, que a pesar de estar rodeada de asfalto y ruido, maravillosa banda sonora de las ciudades, estuvimos de maravilla. Me tendrán que disculpar pero no recuerdo el nombre del bar, sólo que tenían un cubo de cinco cervezas Estrella Galicia, a temperatura perfecta, por 12 euros. Ese cubo transmitía mucha felicidad. Con puntualidad británica, y con reserva previa para las 21:00h, llegamos al restaurante Famen. Local de dimensiones medianas. Te recibe una gran puerta de cristal de apertura automática. Pequeña barra a la izquierda y en la que creo que no se puede consumir nada. Un salón más grande y otro más pequeño, ambos separados por un mueble donde reposan objetos cotidianos. Todo muy oscuro, predomina el negro. Luz baja. Antes de mirar la carta, pedimos unas cañas para poder observarla con detenimiento y paciencia. De esta manera evitaremos una mala elección de los platos y mantendremos en silencio al siempre traicionero estómago. Carta variada. Platos tradicionales presentados y preparados con el toque del chef. Digamos que es una cocina de autor, algo por otra parte muy de moda en Barcelona, a la par que peligroso. Pues hoy en día a todo le llaman«tapa de autor», pero claro, no todo vale. No es este el caso que nos atiende no obstante. Después de una minuciosa lectura de la misma, la velada transcurrió por los siguientes derroteros: Croquetas de jamón y ceps. Bien, buenas, las de ceps nos gustaron más. Buen sabor ambas, quizá algo faltas de textura. Sin embargo, lejos del top ten de Barcelona. Vieiras de morcilla de Burgos y compota de manzana. Quizá de lo mejor de la noche. Si bien la Viera era normalita, la morcilla estaba muy buena y su mezcla engrandecía el plato. Pulpo. Bien, bueno, correcto. Me gustó, pero me dejo indiferente. Asombrosamente tres comensales se pidieron lo mismo. Lo ideal hubiese sido pedir cuatro platos distintos, dar variedad a la velada. Cuatro segundos, vamos. Pero mi sugerencia, que se convirtió en súplica, no fue atendida. Así que: Tres Tatakis de atún. Tataki de atún macerado en aceite de sésamo y soja a la llama con espárrago verde, ajo tierno y shitake. Estaba bueno, de eso no hay duda. Pero mucho título y pocas nueces. Uno más de los miles de Tatakis que abundan en Barcelona. Steak Tartare con foie. El peor plato de la velada. Desastroso. Confieso que antes de pedirlo tuve mis dudas, pero es un plato por el que tengo debilidad, las ganas de probarlo nublaron mis defensas de alerta. Mal presentado. El foie no pintaba nada, además de ser un trozo enorme. De lo grande que era se comió todo el sabor del Steak. Carne muy normalita. Excesivamente macerado. No estaba cortada a cuchillo. Y se les fue la mano con el picante. Cierto que yo no les indiqué como me gustaba el punto de picante, pero en mi humilde opinión, es obligación de la casa preguntarlo y tradición en este plato. Estaba muy picante. Suspenso. Rollitos de pollo y langostinos con salsa tandoori y almíbar de menta y jengibre. Buenos, bien, aunque la salsa algo salada. De nuevo indiferencia. Todo lo bañamos con una botella de Albariño, cuyo nombre, y discúlpenme de nuevo, no alcanzo a recordar, y una botella de vino tinto Lagar de Caxan, denominación de origen Bierzo. Joven, ligero, de lágrima espesa y color cereza. El pan muy bueno, por cierto. Cuatro Cafés. Sin postre. Precio cuatro personas: 123,75 Euros. Bien. Servicio simpático pero muy perdido, joven y alegre, pero poco profesional. Carta de vinos, corta y servicio de cristalería deficiente. Los precios son correctos. Iluminación demasiado baja. Decoración algo pasada de moda. Carta interesante al leerla pero pierde mucho lo que al plato llega. Todo muy lineal, no llega a enamorar. Malo? No, en absoluto. Volvería? Pues sólo si paseo por la zona y se tercia una comida o una cena, nunca con intención premeditada. No obstante, creo que no les faltaría mucho para subir un escalón más, pero deben reaccionar rápido y más teniendo en cuenta la combativa competencia. Se nota intención y ganas de crear, eso no se puede negar. Si Famen estuviera en otra ciudad, mucho más pequeña, es posible que fuera uno de los mejores, pero no en Barcelona. Despedida, besos y abrazos. Mi querida mujer y un servidor nos fuimos a casa, donde preparé unos gin-tonics de Beefeter 24 con fever tree mientras por el equipo HI-FI suspiraba Joni Mitchell. Señoras y señores, si van al Famen, mal no comerán, pero será más lineal que una interpretación artística de Steven Seagal.
Clara K.
Évaluation du lieu : 3 Brooklyn, NY
Good food, nice atmosphere, definitely on the pricey side but worth it.
Anna C.
Évaluation du lieu : 5 Barcelona, Spain
This place is amazing. No doubts. Their entire selection is really really good. Amazing combinations, exotic meats that you wouldn’t find in other places. Their duck dishes are really really good. Their meal portions are really good. Beautiful internal designs which are really classy. It’s perfect for a date, or a nice family evening. It is a bit pricey, but for the type of food and the type of atmosphere it is not too expensive. Calling early for a reservation is also a smart move, because they have many reservations. Worth a try for sure.
Ricardo S.
Évaluation du lieu : 5 Palma de Mallorca
Totalmente recomendado. La comida espectacular.
Moni
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Restaurante con origen mediterráneo con un toque asiático. Situado en el conocido barrio de Gracia de Barcelona. El ambiente es muy agradable e íntimo, acompañada de una decoración muy moderna y minimalista. Puedes disfrutar de una degustación riquísima, con platos buenísimos de los cuales hay que destacar los postres.