Fundación Taller de Guionistas

Me apunté a un taller de telenovela de este Taller de Guionistas que organiza la productora Rodar y Rodar ya que buscaba enfocar mi carrera hacia este campo de la ficción televisiva.
Tengo que decir que no acabé satisfecho con él. Me pareció demasiado introductorio, poco específico y que, a la postre no iba a servir a nadie para realmente estar en disposición de escribir telenovelas.
Por lo que sé, tienen otros talleres mucho más avanzados (así como también otros eminentemente introductorios) que permiten que los alumnos estén divididos según las expectativas depositadas. También se que organizan masterclasses y otro tipo de actividades gratuitas para exalumnos.
Mi decepción con el curso fue una cosa personal, creo que es un sitio en el que se imparten buenos talleres con buenos profesionales.

Los profesores son bastante agoreros y les gusta mucho adoptar el papel de víctimas y repetir que nos movemos en un mundo –el del guión– muy difícil, muy sacrificado, en el que resulta terriblemente complicado encontrar oportunidades y que prácticamente ninguno de los estudiantes saldrá adelante. Si me hubiese importado todo esto hubiese salido por la puerta el primer día, pero como, afortunadamente lo que me interesa es la literatura, y no lo que pueda resultar de ella, me quedé, a ver si aprendía algo. Y la verdad es que aprendí muchas cosas, algunas de ellas porque nos las explicaron, otras porque nos explicaron justamente lo contrario. Llevan a cabo una enseñanza tremendamente académica, lo cual puede poner de los nervios a las personas que, en términos nietzscheanos, arden en deseos de escribir a martillazos y destrozar ídolos. Nunca se habló de pasión o de fiebre creativa y sí de puntos de giro y tercer acto. Creo que tampoco favorece a la escuela ese asambleísmo a la hora de comentar los textos y someterlos a consideración general. No hay nada peor que cuando todo el mundo dice la suya, y un texto, o cualquier otro asunto, se convierte en tema de debate, con posiciones a favor y en contra de no se sabe muy bien qué. Lo mejor, sin duda, es que en las edades en las que a uno le falta fuerza de voluntad, confianza, y un par de narices para ponerse manos a la obra por sí mismo, el taller ofrece una excusa perfecta para escribir, aunque solo sea con el fin de hacer los deberes que teníamos para el martes. Otro aspecto destacado es la posibilidad de conocer a otras personas con inquietudes similares.

Cualquiera que sepa jugar al ajedrez entenderá como se escribe un guión para una película. La mayoría de los jugadores de ajedrez tropezamos de principio a fin. No sabemos mucho, pero lo suficiente para poder jugar y movemos las piezas sin saber realmente como va a seguir el juego. Quizás podamos anticipar uno o dos movimientos y nos maravilla nuestra capacidad extraordinaria de poder ver incluso un poco más allá.
Con el tiempo, cuando ya sabemos un poco más de qué va el juego, llegamos a una primera revelación: el ajedrez es más una estrategia a largo plazo que una sucesión de pequeñas tácticas. Hasta entonces, nos hemos contentado con acercarnos al juego sin una visión de futuro, pero de repente, se nos aparece el cuadro completo. Empezamos a verlo como un todo, en lugar de ver sólo movimientos individuales y, cuando esto sucede, nos damos cuenta de que existen ciertos patrones. En el ajedrez, como en la escritura de guiones, cuanto más juegas, más vas tomando conciencia de sus complejidades.
Los cursos de la Fundación Taller de Guionistas pueden ser una buena táctica para empezar a jugar con el guión e ir encontrando las estrategias que den forma a las historias que quieras contar.

Historias, dramas, sinopsis, largos, cortos, en fin no sabía cómo contar mi vida. Suena vanidoso, puede que sí. Pero me es igual, todos en algún momento de nuestras vidas creemos que la nuestra es la más interesante de todas o al menos eso me sucedió a mí hace un par de años. Quiero especificar que esta reseña es 100 por cien experiencial y autobiográfica. Doy de fe de ello y es más existen testigos implicados, pero eso viene más adelante, nos os desesperéis. Necesitaba plasmar mis experiencias vitales en alguna cosa, en algún sitio, antes no había Twitter ni Facebook por lo tanto había que espabilarse.
En la fundación me sentía néófito y fuera de lugar, un chalado que quería escribir algo donde poder buscar algo de paz y calma, me daba igual si había o no pasta, no tampoco sabía sí este era el lugar correcto, pero me daba igual, yo sólo quería escribir. Aunque suene a promoción, no lo es. Yo sólo me limito a narrar los hecho, luego cada uno que saque sus propias conclusiones.
PD: Me da para más esta historia, pero les prometo que para la próxima semana les contaré más de esto, que no significa que les cuente más de lo mismo. Saludos
Pero me es igual.

Mi pasión siempre ha sido escribir pero quizá por timidez o por vergüenza nunca había intentado hacer algo a nivel profesional. Hasta que navegando por Internet descubrí la existencia de un Taller para Guionistas y la idea me atrajo. Me puse en contacto con ellos y les expliqué que, a pesar de ser aficionada, ya tenía bastante obra escrita. En ese caso podían ofrecerme dos opciones: la primera consistía en realizar un máster de dos años en el que, básicamente, me enseñarían la técnica de la escritura; la segunda, dado el volumen de mi obra amateur, era entrar en un proceso de selección para desarrollar proyectos que, una vez acabados, intentarían ver la luz en televisiones nacionales. Pensé que, ya que había llegado hasta allí, debía probar suerte en el proceso de selección y conseguí entrar. Ahora estoy enfrascada en el desarrollo de un proyecto para televisión que me apasiona y con el que me encuentro muy a gusto escribiendo. Independientemente de si algún día ve la luz o no en pantalla, descubrir nuevas manera y enfoques de escritura siempre valdrá la pena.