Hollyburg

Tenía muchas expectativas sobre esta hamburguesería, quizá por eso me decepcionó bastante y no entra en mi lista de favoritos. Me la había recomendado una de las amigas con las que fui, y estaba ansiosa por probar la hamburguesa vegetariana, la «Veggie Burger», que pintaba muy bien en las fotos que había visto en Unilocal.Puede ser que la experiencia no me complaciera tanto como esperaba precisamente por eso, por la hamburguesa elegida, quizá no sea su punto fuerte, porque a mis acompañantes les encantaron las suyas.
Otra más de estas en las que tienes que pedir tú en la barra, pagar, y luego ya le lo llevan a la mesa. En este caso no hay que rellenar ningún papelito a lo «100 montaditos» sino que lo pides de viva voz como en cualquier «fast food».
Cosas que no me gustaron:
— Como ya digo, no me agradó demasiado mi hamburguesa, concretamente su sabor. A mí no me gusta la cebolla (sí, soy una vegetariana a la que no le gusta la cebolla, pero también tengo derecho a vivir), y creo que esta llevaba bastante, puede que fuera por eso.
— Las patatas. ¡¡¡CONGELADAS!!! ¡SACRILEGIO! No, no, y definitivamente no es una buena hamburguesería para mí si no tienen unas buenas patatas. Y punto. Te las ponen con una salsa de color rosa que está buena, y dejan el bote a tu disposición, buen detalle. Pero sobraron bastantes patatas en una ración compartida entre dos… No digo más.
Cosas que me gustaron:
— La amabilidad de los emplelados.
— Los nombres de las hamburguesas. Soy muy fan. Me encantaron. Me hacen mucha gracia los chistes fáciles, soy «asín», y esto de «Clint Eastburg», «Heisenburg» o «Audrey Hepburg» me enamoraró.
— El precio me pareció correcto, creo que me gasté unos 12 € entre hamburguesa, bebida y patatas.
Cosas que no tengo claro si me gustan o no:
— La decoración: es rara, como vintage pero un vintage así como rococó… No sé si esto también está de moda o no…
— El sistema de venta: están logrando que me vaya acostumbrando a esto de que no vengan a tomarte nota a la mesa de tu pedido. En general, no me gusta, ya expliqué en otra reseña por qué, pero en esta ocasión no me importó porque el local estaba vacío y fue todo rápido. La ventaja que le veo a esto es que no tienes que estar esperando a que los camareros se den cuenta de que ya has decidido y quieres pedir (a veces se olvidan de ti).
En resumen, dado que la única opción vegetariana que hay no me gusta mucho, no creo que vuelva por aquí… O igual sí, pero solo a leer los nombres de las hamburguesas.

Gratamente sorprendida me quedé con las hamburguesas del Hollyburg. Si no hubiera tenido referencias positivas de este local, dudo mucho que hubiera entrado. Ubicado al lado de la Sagrada Familia, desde fuera da toda la sensación de estar destinado a los turistas. Y la verdad es que al entrar la impresión no mejora; es un local espacioso pero un tanto anticuado, parece que su mejor época hubiera pasado ya hace años. Yo sin lugar a dudas cambiaría su decoración de arriba a abajo, ya que no me pega nada el diseño del local con la imagen que pretenden proyectar. No obstante, todo esto se te olvida al empezar a leer los distintos tipos de hamburguesas que tienen. No solo por sus originales nombres basados en el mundo del cine (Audrey Hepburg, Clint Eastburg, Kill Burg…), sino por las combinaciones de ingredientes que, a priori, pueden parecer arriesgadas. Hay hamburguesas de secreto ibérico con mango caramelizado, de ternera con mascarpone y remolacha, de ternera con foie y uvas, de rabo de toro, de magret de pato, de tinta de calamar y pechuga de pollo… hasta hay una para vegetarianos, de quinoa con crema de champiñones y mayonesa de trufa. Yo tomé la Penélope Burg (de secreto ibérico, mango caramelizado, parmesano y virutas de jamón ibérico) y estaba realmente buena. Me explicaron que lo hacen todo de forma artesanal, desde el pan hasta las salsas. Los precios oscilan entre los 5 y los 8,5 € (hay opción de hacerlas dobles pagando un extra de 2,5 €). Lo que encontré caro son las bebidas: 2,5 € una lata de pepsi cola…
Su funcionamiento es como en los fast food donde pides y pagas en el mostrador, pero aquí te dan un número, te sientas y luego te traen tu pedido a la mesa (como pasa en el Bacoa por ejemplo). Lo que no me gustó es que te traen la hamburguesa dentro de un sobre de papel, sobre una bandeja; al menos podrían servirlas en una caja de cartón como hacen en otros establecimientos.
En definitiva, es una opción muy recomendable para comer algo rápido y bien de precio cerca de Sagrada Familia sin caer en los Kentucky Fried Chicken o McDonald’s que hay por la zona. No entiendo como este sitio estaba vacío el día que yo fui y, en cambio, estas franquicias estaban abarrotadas…

Holliburg es un local que puede pasar desapercibido, pero si lo probáis, no os arrepentiréis. Las hamburguesas son deliciosas, originales y, además, baratas (a partir de 4’95 €). Las patatas también son muy buenas. Yo aconsejaríà la hamburguesa llamada Clint Easburg, que tiene mascarpone… Sin palabras! :D

Las hamburguesas del Hollyburg no tienen desperdicio, están, por ahora, de entre las mejores que he probado. La variedad es de lo más original en sus ingredientes, hay combinaciones muy curiosas y buenísimas (comprobado). Sus nombres te sacarán una sonrisa, están basadas en el mundo del cine (Clint Eastburg :-)), de ahí el nombre del local.
No esperes un restaurante formal, su sistema es tipo fast-​food: miras la hamburguesa que quieres en los paneles, pides en caja y te sientas a esperar con tu número de mesa. Te traen las hamburguesas en un papelito, si quieres un plato (te lo aconsejo para las hamburguesas con más relleno, se desparraman) lo tendrás que pedir. Al Hollyburg se va a disfrutar de sus maravillosas hamburguesas tal cual. El servicio es super amable y suelen estar pendientes por si te falta algo.
Lo que desmerece al Hollyburg es su local. La verdad es que desde fuera y sin conocerlo, es fácil que optes por no entrar. El sitio despista, a priori, no sabes si estás ante otro local turístico de los de comida rápida y mala, o ante un local un tanto decadente pero carillo. Un lavado de cara en el diseño atraería a más gente, sin duda.
Vamos a lo práctico: a mi me gusta mucho la Corleone. Sin embargo, hoy probé la Burg Skywalker, una mezcla un tanto rara pero muy sabrosa (no para todos los paladares: lleva un chute importante de mascarpone y remolacha). Los precios no son baratos pero tampoco se disparan a pesar de la zona turística en la que está, las hamburguesas rondan entre 5 y 6 €, los refrescos (de lata) valen 2,50 €.

Escribo esta reseña con pocas ganas de sonar gruñona, pero la verdad es que la experiencia ha sido más que desastrosa y espero que si el propietario la lee entienda que pretende ser constructiva, porque la idea de las hamburguesas con nombres cinéfilos está bien y nosotros ibamos bastante ilusionados.
Para empezar, entramos por la puerta de Provença y lo primero que nos recibió fue una barra a oscuras llena de cajas que parecía un almacén abandonado. Nosotros continuamos hacia el final del local pero más de uno se habrá quedado sorprendido y se habrá dado la vuelta. El local tiene toda la pinta de haber sido previamente una cafetería de rollo modernista, con las paredes pintadas de verde y oro y mesas a juego con sillas almohadilladas que no pegan nada con lo que ofrecen en el momento actual.
Me explico: para empezar, no se atiende en las mesas. El pedido se hace en una sola caja y no hay menús, tienes que elegir tu hamburguesa de unas fotos colgadas encima de la barra con la letra pequeña. La chica que nos atendió nos trató bien pero quizá con excesiva informalidad. Para colmo, otra mujer que deduzco será la encargada comenzó a hacernos preguntas sobre el barrio que estaban en nuestra opinión totalmente fuera de lugar. La mesa en la que nos sentamos a esperar nuestro pedido estaba muy cerca de la cocina y presenciamos una conversación de besugos entre la encargada y uno de los cocineros en la que ninguno de los dos era capaz de hacerse entender porque parece ser que los cocineros no hablan español…la verdad es que no nos dio mucha tranquilidad. Es más, una de las hamburguesas la pedimos sin mayonesa y nos la trajeron con mayonesa, así que hay algo ahí que no está funcionando.
Las hamburguesas nos las trajo la encargada en una bandeja tipo burguer king metidas en un sobre de papel con el logotipo del local… pero sin plato ni nada. Tuvimos que pedirle platos y cuando nos los trajo junto con cubiertos los dejó sin más encima de la mesa… igual que tu madre en tu casa, pero sorprendente en un restaurante.
Las hamburguesas en sí comestibles pero nada del otro mundo. Las patatas tenías que pagarlas a parte, son de gajo, congeladas y recalentadas en un horno con lo cual estaban reblandecidas.
En fin, la idea en sí esta bien y creemos que hay potencial para ser un sitio de calidad, además de que está en un lugar privilegiado, pero hay mucho por mejorar. No tenemos pensado volver.

Tienen unas 9 hamburguesas inspiradas ennpeliculas. La carta es basicamento eso a parte de alguna racion de patatas. La calidad es muy buena y las combinaciones muy interesantes y apeticibles. volveres a ver si puedo probar todas sus hambuerguesas.