El Hospital de la Vall d’Hebron inaugurado en 1955 es el complejo hospitalario más importante de Barcelona, el cual está divido en diferentes áreas: la general, que recoge decenas de especialidades, la Materno-Infantil, la Unidad de Cirugía sin ingreso, y la de Traumatología y Rehabilitación. La primera vez que visité el hospital fue para ver a la yaya de mi novio, que se había caído y la pobre se rompió la cadera. Estaba en la planta de traumatología, compartiendo habitación con otra persona. El rato que estuve pude comprobar que en todo momento estaba bien cuidada ya que los celadores entraron un par de veces a preguntar por su estado. Las habitaciones son compartidas pero no están mal, aunque si vienen más de dos personas de visita por paciente quizás sí que sea un poco pequeño e incómodo. Por desgracia, la segunda vez que vine fue porque mi novio tuvo un pequeño accidente y se rompió un hueso de la mano. Aunque tardaron tiempo en atendernos(al ser Urgencias, al parecer habían casos más urgentes), cuando lo hicieron no tardamos mucho, le hicieron radiografías, le enyesaron la mano y le dieron las instrucciones correspondientes, y a pesar del estrés que llevan médicos y enfermeras nos trataron muy amablemente. En la sala de espera de traumatología es amplia y hay varias sillas-bancos, también varias máquinas de bebidas, de comida, de cafés y un servicio. La manera de avisarte de que ha llegado tu turno es mediante megafonía, pero la vez que fuimos casi no se oía, a medida que iba llegando gente y con el murmullo correspondiente se hacía bastante difícil escuchar los nombres de los pacientes, por lo que podrían mejorar ese sistema. No obstante y a pesar de algunas cosas muy mejorables como en el resto de centros sanitarios, la Vall d’Hebron es un hospital con muy buena reputación sobretodo por el equipo médico, que está formado por grandes profesionales.