Puede parecer un kebab tradicional pero… ¡para nada! De hecho se enfadan si pides inventos como«un mixto de pollo con cordero y salsa de yogur». Se lo toman en serio y se nota; los platos son, sobre todo, libaneses. Y sí, hay durums y kebabs y falafels –especialidad de la casa, hechos a mano, no son esos genéricos hechos a base de polvos– pero también moussaka y un montón de salsas fabulosas con las que mojar el pan y combinar con la carne o con lo que a uno le apetezca. Los dueños son muy simpáticos, nada agobiantes, y siempre te atienden con una sonrisa. Si vas en grupo es interesante el menú de 45 €, con el que pueden comer facilmente 3 – 4 personas, aunque cualquier plato combinado o bocadillo servirá. No son muy abundantes, pero la calidad lo compensa. Tengo amigos que cuando vienen a Barcelona deben hacer una parada obligada en Kan Kaffrun.