La Mary

I can’t remember the last time I went to a restaurant and everything was amazing. Atmosphere, waiter, drinks, tapas, dinner and dessert were awesome! Thank you Lucas!!!

Un local bonito con precios razonables. Dicho esto, a la señorita que atiende le deberían contarle unos chistes y darle un cursillo de atención al cliente. Comimos de entrantes: en general algo soso todo, pero como eso es cuestión de gustos así que opino de lo que comí. No me gustaron las croquetas y las verduras asadas no tenían gracia alguna. El foie estaba bueno y la sopa de pescado también. Tomamos de postre (no recuerdo el nombre) helado con chocolate y crema catalana bastante bueno.

Although the name has changed (it used to be La Mamasita) and now it’s brighter and shinier inside, this is essentially the same restaurant as before. That’s not exactly a bad thing and this is a good enough option for a relatively cheap meal out, especially in a large group (as we were last night).
The food was fine, nothing amazing but quite good for the price. Desserts were of a good enough quality as well as the wines etc.
However, the serving staff weren’t very friendly, especially given the fact that 4 of the glasses on our table were cracked (surely that is something that the staff should apologise profusely for, no?). There are only 2 seatings, at 9 pm and 11 pm. Again, fine, but don’t rudely kick us out at 11 pm when you leave us standing outside until 9.15 pm. We ordered a bottle of red wine near the end that didn’t turn up (no problem really as we didn’t need it) but it still found its way on to our bill.
Hmmm, the more I list the problems, the more I wonder if — at 3 — I’m giving them too many stars.

Segundas partes nunca fueron buenas. Eso dicen. Y a veces… se equivocan.
La Mamasita tiene nombre: Mary. Y está como más guapetona. Es como si hubiera pasado por el cirujano plástico: está más blanquita, más juvenil (sin pasarse) y como más abierta…
Misma calidad, mismos precios y hasta juraría que los mismos camareros. O sea que bien.

Es de aquellos restaurantes sorprendentemente baratos que uno no tarda demasiado en desenmascarar. Y es que los números no engañan, y los milagros no existen. Es un poco el Ryanair de los restaurantes, con todas las ventajas que ello comporta (cenar en un entorno que parece elegante y distinguido por poco dinero), y también con sus inconvenientes: un servicio malo (hay retrasos injustificados, malas caras y una desconsideración general hacia el cliente que delata su falta de delicadeza) y una comida preparada de forma industrial. El local está decorado con mucho gusto (paredes blancas, arcos típicos de los pueblos de costa) de tal forma que por momentos llega a parecer un lugar romántico e ideal para los enamorados. A mi me parece más bien un comedor escolar maquillado con mucha gracia y bastante capaz de engañar a los sentidos.

Dicen que, en Barcelona, ya no se puede comer bien por menos de 20 €. ¡Mentira! En La Mamasita sí se puede. El menú de mediodía cuesta menos de 10 € y el de noche menos de 13 €. Súmale la bebida y no llegas a 20 €. ¿Lo ves? Y no se trata de un restaurante guarrillo de platos combinados, que seguro que también salen por menos de 20 €, no, no. Es un restaurante de mantel, decorado con elegancia y de los que los camareros te sirven la bebida en el vaso. Además, los platos son bastante elaborados, aunque para mí gusto, tienen nombres demasiado ostentosos: atún a la plancha con tomate seco al aceite de albahaca, escalopines de entrecot con salsa de setas y patatas confitadas, helado de biscuit crujiente con virutas de turrón de Jijona,… Prometen más de lo que son y la abundancia de letras no es proporcional a la abundancia de comida, pero están ricos, eso sí. Buen sitio que te permite sentirte elegante sin tener que sacudirte los bolsillos.