La Parada ha sido restaurada, remodelada, modernizada. ¡Qué pasada! No te reconozco primo. Antes era un bar cutre pero auténtico de los de toda la vida. No había semana en que no se tomara un quinto en su apretujado salón, un verdadero fumadero. No ventilaba nada de nada. Actualmente es un bar correcto, limpio y agradable, donde tomarse un menú, por ejemplo de noche, a 14,90 euros. Apto para asmáticos. Por suerte, lo único que permanece inamovible es el bigote del gentil dueño y el toldo de la entrada.