Comida catalana en un sitio peculiar, nos pedimos hamburguesa con patatas al caliu y torradas, todo estaba delicioso, precio razonable y comida abundante. Los camareros y el cocinero muy pendientes de nosotros, nos gusto mucho todo. Volveremos!
Mathias S.
Évaluation du lieu : 1 Berlin
Wir wurden so unfreundlich in Empfang genommen, dass wir gleich wieder gehen mussten. Schade, denn als Berliner ist man ja schon so einiges gewohnt.
D. V.
Évaluation du lieu : 5 Köln, Nordrhein-Westfalen
Das war köstlich, urig und ein Erlebnis. Kommt her und lässt Euch von einem super netten Spanier erklären, was es hier für Leckereien gibt. Wir hatten den Steinbeißer und pulpo wunderbar für alle Sinne– noch brutzelnd erschien ein kompletter Fisch vor mir, zart, saftig und aromatisch. Mit ein paar Verzehrtipps vom deutschsprachigen Kellner und einer passenden Weinempfehlung war er ein Genuß. Das Ambiente ist charmant rustikal mit Holzmöbeln, Steinguttellern und karierten Stoffservietten. Am liebsten würde ich gleich wieder hin.
Thor M.
Évaluation du lieu : 5 Rödermark, Hessen
Das beste katalanische Restaurant in Barcelona. Die Calcots sind ein Muss und mit Glück ist ein Kellner da, der deutsch spricht und einem zeigt, wie man das ißt
Mireia B.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Si tienes un amigo extranjero tienes que llevarlo a la taberna La Parra. Un sitio con ambiente 100% catalán aunque el camarero hable con acento argentino. A mí me recuerda a una Masia catalana pero en versión reducida. Sólo entrar huele a carne y a alcachofas a la brasa, y por supuesto a comida catalana. La última vez que fui fue con una amiga de Bangladesh a comer calçots. Y allí en la terraza, debajo de la Parra(de la parra que hay en la terraza viene el nombre del restaurante) mi amiga se estrenó en el arte de comer calçots. Entre salsa de romesco y un buen vinito pasamos un buen rato en este tranquilo restaurante.
Daniel N.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
El irreversible paso del tiempo. Caminando por Sants en una misión detectivesca, por decir lo menos, con mucho calor sobre mis hombros, y mucho ruido retumbando en mis oídos, me perdí. Cogí el desvío, me deje llevar por aquellas calles maravillosas del barrio de Sants. De pronto mis pasos giraron a la derecha y mis zapatos buscaron su propio destino, uno cualquiera, lo importante era coger una nueva dirección hacia alguna parte. Bajé por un calle pequeña, estrecha, como perdida en el tiempo y ajena a las ruidosas avenidas y grandes calles de la ciudad. Me sumergí en su encanto y topé con el Restaurante La Parra. Su fachada típicamente ad hoc con su nombre, una fachada de estilo antiguo y descuidada, modernista como gran parte de la arquitectura del barrio, me paralizó frente a su cristal de la puerta de entrada. Mi imagen se reflejó en ella, y ella en mí. Estaba cerrado, era lunes, parecía fantasmal, abandonada, mi mirada recorrió entre asombro y miedo, sus recovecos que dejaban ver su salón interior. Su nombre impreso en azulejos que remarca su nombre como un trofeo. Adentro unas mesas, decoración sobria pero antigua. Su carta, colgada en la pared exterior, teníà la misma pinta que el resto de la casa. Como de otro siglo, sin restaurar, de abandono.
Borja B.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Restaurante de cocina catalana, que desde el aspecto exterior(una marquesina con el emparrado al que alude el nombre) ya reproduce lo que sería un establecimiento rural de carne a la brasa, caracoles, calçots, ternera con setas y demás buques insignia de la gastronomía campestre de este rincón de mundo. Comer en el centro de la ciudad como en, pongamos por caso, un pueblecito cercano a La Seu d’Urgell tiene su precio y en La Parra se lo cobran, aunque hasta un extremo razonable. Para darse un homenaje con lo expuesto, bien merece un esfuerzo.