Lalola

El típico bar-​restaurante de barrio: comida rápida, sabrosa, sin muchas complicaciones (bocadillos, hamburguesas, pizzas, etc) y un servicio excelente y muy atento. Si no quieres calentarte la cabeza y simplemente comer algo rápido y sabroso este es tu sitio.

Platos para todos los gustos (pizza, bocadillos, hamburguesas, ensaladas, platos elaborados…) a un precio muy razonable con un trato más que agradable. Altamente recomendable!

Es el típico restaurante de barrio que realiza bocadillos frios, calientes, frankfruts, hamburguesas, pizzas, tapas. Tiene de todo lo que te apetezca comer y a la hora que quieras! puedes comerte un frankfurt a las 12h que a las 19h de la tarde y están riquísimos!
Está situado en el barrio de Gràcia, muy cerca del centro. Siempre está lleno de personas que toman tapas, bocadillos, croisants… sus precios son muy asequibles y el personal es muy simpático y atento como su encargado. Las patatas bravas están muy ricas y los frankfurts también.
Me encantó el sitio, además si pides una cerveza o una cocacola te ponen una tapa de olivas para acompañar! quiero volver, ya que me han explicado que las pizzas están buenísimas y las amasan ellos mismos, siendo todos los ingredientes naturales, nada de congelados… así que tendré que volver en breve!

Restaurante donde las mesas las tienen distribuidas de manera que nada más entrar te de la sensación de estar en un bar americano.
Carta muy versátil donde puedes encontrar todo tipo de tapas, platos combinados, baguettes frías y calientes al estilo torradas, bikinis, superbikinis, trikinis, hamburguesas, pizzas…
La calidad-​precio de la comida es la justa es decir buena calidad a un buen precio, el trato es exquisito y te hacen sentir como en casa, que en Barcelona a veces cuesta que te traten bien en los sitios y eso que no cuesta nada.
El motivo por el cual no he puesto la quinta estrella, es porque las patatas bravas, para mí no son bravas, son patatas con alioli suave, pero a pesar de la nomenclatura están buenas.
Si vais por el barrio de Gracia y no sabéis que cenar ni donde ir, entrar en Lalola y allí os atendrán la mar de bien, y disipareis vuestras dudas sobre que cenar o comer ese día.

LaLola esta ubicado muy cerca de la parada Joanic, si algo tuviera que destacar de este Bar-​Restaurante es su menú de mediodía por 10,10 € y sus tapas que están expuestas a lo largo de la barra. Las dos veces que he ido de menú he quedado más que satisfecho tanto por el servicio como lo cantidad de los platos. Al encargado le encanta cuidar a sus clientes y se nota que se desvive por su trabajo, tanto es así que siempre te hará sentir como en casa. Si le pongo las cuatro estrellas a este lugar es por que se puede comer a cualquier hora del día, así que chicos si quereis unos huevos fritos a las seis de la tarde ahi los tendréis en la mesa en cuestión de minutos.
Ademas de preparar unas tapas a buen precio también hacen, pizzas, bocadillos, tapas, ensaladas y platos combinados monumentales.

Great standard food!

La Lola es un restaurante de comida rápida, con una carta muy convencional, sin excesos ni una originalidad especial, pero a muy buen precio, con raciones muy generosas, y un ambiente muy de bar de barrio, pero con un lavado de cara. La primera vez que fui íbamos con unos amigos en busca de precisamente eso, un sitio para comer algo, sin pretensiones, y fue justo lo que encontramos… un sitio donde va la gente del barrio a comer, con una oferta curiosa que va desde hamburguesas, megabikinis y pizzas hasta platos de toda la vida como el fricandó, los espaguetis con albóndigas, lentejas… pasando por los platos combinados tipo «bistec con huevo y patatas». Gran recurso para las mañanas de Domingo en que buscamos comer algo sin complicarnos la vida. No aceptan reservas, pero Rafa, el encargado, se encarga de agilizar el comedor, donde siempre se observa una actividad frenética. Tampoco aceptan tarjetas, aunque en la misma calle hay un par de bancos a los que recurrir.

Me encanta. Me encanta. Me encanta. Me encantan los sitios así, con la cocina siempre abierta, siempre dispuesta. A veces, me he comido una ensaladilla rusa a las seis de la tarde sólo por el placer de poder hacerlo. Con esa libertad feliz que sólo da una carretera sin horizonte y un restaurante que no cierra. En mis años postadolescentes, más de una vez se me había hecho tarde, y había recalado aquí para comer hasta la hora de la cena.
Por si esto fuera poco, la comida está más que bien. Hacen de todo: desde pizzas hasta bocadillos, tapas, ensaladas, platos combinados o, si quieres algo más ligero, unas aceitunas y una birra. Puedes hablar con los camareros en la barra o sentarte tú solo en la mesa más apartada. ¡Viva la Lalola, lalala!

Nada más entrar Rafa, el encargado, se te cruza, como el Pisuerga por Valladolid, y si te conoce te tira un cubito de hielo porque le sale de ahí. Da salero al restorán, sin duda alguna. A ello se añaden el local, con su aire de bar de carretera norteamericano, y el hecho de tener la cocina abierta a cualquier hora, para comer una pizza si uno quiere a las cinco de la tarde, que hacen de Lalola un lugar muy especial, informal pero muy cuidadoso en los detalles. Donde el espíritu veloz del fast-​food se encuentra con la cocina familiar, impulsada por el propietario, que al parecer es andaluz.
Ellos mismos amasan su pan, su masa de pizza, de manera que estas últimas son de lo mejorcito de la zona. La carta además es extensísima y preparada para un roto y un descosido. La ensalada de pollo, en tapa o en plato, por ejemplo, es recomendable a cualquier hora. Podemos destacar también las lolas negras, unas enormes cañas de cerveza tostada de barril, que con su regusto dulzón, acompañan a la perfección cualquier plato del lugar.
Como no reservan por teléfono, no está de más acercarse un poco antes a coger sitio, o hacer tiempo en la barra con unas olivitas. Eso, o ir directamente a comer a las seis de la tarde, mientras los abuelos se toman el café con leche.

Este es uno de esos establecimientos que aunque no sean nada del otro mundo, es una gran noticia que existan. En este caso, el motivo es que se trata de un bar restaurante en que se puede comer caliente a cualquier hora del día y parte de las de la noche (aunque, claro, eso dependerá de la época del año, puesto que todos sabemos que la noche de junio es más corta que la de noviembre). La comida no es nada del otro mundo a nivel de calidad, ni mucho menos, pero hay mucha variedad y te pueden sacar de un apuro en más de una ocasión. Sobre todo teniendo en cuenta que en esta zona de la ciudad no abundan los locales con tanta flexibilidad de horario. Al contrario de la «Lola» de los Kinks, ésta ofrece exactamente lo que promete.