L’Armari

Un sitio con ambiente íntimo y una decoración muy cuidada. Las paredes son un collage de etiquetas de vino en color sepia. Muy bonito! Puedes tomar desde un café hasta una gran variedad de cócteles.

The entrance of this little restaurant/​bar in Carrer Montseny is not very noticeable if you don’t pay attention as it doesn’t have much light — inside there is an atmosphere of a french bar with soft orange-​ish light and lots of pictures and paintings on the walls, antique photo cameras… A very welcoming restaurant indeed.
It is a very long restaurant and rather narrow, after entering you find a bar but if you go all the way until the end you find few tables where you can sit and have lunch/​dinner.
The music inside was the tiniest bit loud and it made us a bit nervous because the piano was like in some kind of murder movies when the victim is about to be stabbed… Haha
Still, the wine my friends ordered was really good and not costly and the food we tried was delicious. We had to wait a bit long but not too much!
Also, we had the luck of going there on a Sunday: the staff played live music while we were having dinner and it made the ambiance even better :)
Don’t hesitate and enjoy it here :)

Nos encontrábamos por el barrio de Gracia en busca de algún lugar para picar algo y que no tuviésemos problema para encontrar una mesa para cinco, y por recomendación de la Unilocaler Joanne acabamos en l´Armari.
Rincón en el que entras y desconectas del ambiente/​barullo del barrio.
Para el picoteo nos decidimos por pedir unas croquetas de pollo a l ´ast, otras de gambas, unas morcillas a la cerveza otra que no recuerdo y pan con tomate realmente bueno.
El lugar está bien para ir en grupos pequeños o en pareja pero, también para meterte a media tarde con un café o una copa a leer un libro!
Prometo ir un domingo a disfrutar de la música en directo.

Ohhhhh, ¡qué gran descubrimiento! El local tiene mucho encanto y un notable aire francés e imagino que tiene que ver con que una de las dueñas sea francesa :)
El local es estrecho y bastante alargado, como si se tratara de un gran pasillo con distintas estancias, de modo que al principio encuentras la barra y en el espacio del final encuentras unas pocas mesas donde poder sentarte a comer o cenar, o simplemente tomar algo. La decoración es lo más, llena de detalles decorativos, desde lámparas, cuadros, caravanas surferas, flores, candelabros… Lo encontré divertido, original y acogedor. En definitiva, un sitio con encanto y donde se está muy a gusto.
Fuimos hacer un picoteo y estaba todo correcto y bien de precio (las croquetas de gamba y las chistorritas a la cerveza me gustaron mucho).
Los dueños son muy majos y te reciben con una sonrisa en la boca, y eso es de agradecer. Sin duda, 5 estrellas a este bar de Gracia.

Fui a este bar con un grupo de Unilocalers por recomendación de una de ellos y creo que a todos nos encantó desde que cruzamos la puerta.
Es uno de esos pequeños lugares con mucho encanto escondidos en Graçia. La decoración es preciosa: muchas luces indirectas, estanterías con libros, velas, retratos, fotos, lámparas y artilugios antiguos. Un lugar con un aire francés muy merecido, ya que una de las propietarias es francesa. Y música bajita de esa que no molesta pero crea un ambiente muy agradable.
Puedes ir en grupo a tomar algo si te apetece un plan tranquilo o a cenar en pareja. Yo fui a tomar una caña y no probé mucho de la carta, pero las croquetas de pollo y las de gambas están de rechupete.
Además, nos contaron que los domingos la dueña toca el acordeón, su socio la guitarra y siempre tienen a alguien invitado que les ayuda a regalar música a los clientes.
Ah! Y confieso que es de los sitios a los que apetece ir a tomar una copa tranquila alguna tarde de viernes o sábado, así que mi vuelta está asegurada.

Mucha variedad en el menú, mojitos a 3 € riquísimos, personal sumamente simpático y ambiente perfecto para una cena o unas copas tranquilas.

Gracia está repleta de pequeños rincones en los que pasar las horas bebiendo y comiendo. Quizá por eso –porque hay tantos — luego no se valoran del todo, y cuando aparecen nuevos se diluye un poco la noticia.
LArmari es uno de esos rincones en los que sentar el culo y ver las horas pasar en este barrio tan agitado y con tanta vida. Es un bar pequeño y muy acogedor con una decoración escueta pero muy cálida, como muy de toda la vida: sencilla. En la entrada hay una barra, y al final dos salones pequeños con mesas en los que plantar bandera y charlar y tener reuniones de lo más tranquilo. Sirven cañas pequeñas y tienen buena tapas –unos nachos estupendo y unas bravas nada deshonrosas -, y por la carta que tienen fuera, se tiene que comer y cenar de vicio.
De momento solo lo he probado como centro neurálgico de copeo y trabajo, pero me queda pendiente una buena cena para luego poder decir… que he salido bien del Armari.

Buen lugar en el centro de Gràcia ideal para tomar un café con tranquilidad si vas solo y necesitas concentrarte, o bien para cenar en reducidos grupos.
Te pueden servir desde un café solo a un Gin-​tonic, pero lo mejor no es la calidad de los productos (que son buenos), si no que bajo mi punto de vista, es una buena mezcla entre un bar de toda la vida, con sección de prensa, cafés y música y un agradable espacio modernizado para no tener que salir oliendo a fritanga, que dicho sea de paso, cada vez es más difícil encontrar en Barcelona.
Yo lo recomiendo para hacer alguna copita, un café, o una cenita sin pretensiones, simplemente disfrutando de un local tranquilo y estratégicamente ubicado en del centro del hervidero «gracienc».