Les Tapes

I spent three nights in Barcelona and had a late dinner here all three nights.
Les Tapes was the closest bar to where I was staying in Barri Gotic. Some of these tiny bars can seem intimidating for the non-​Spanish speaking tourist – full of men or full or locals. However, at around 9pm, it was still a bit empty and there was a little old lady and a couple at the bar so I thought I’d take my chances. I tried to order in Spanish but I must have botched it because the owner switched to English.
The little old lady was 91 and had moved to Spain from NYC 30 years ago. She said that the owner was one of the best cooks in town. She also said she liked Les Tapes because it wasn’t a pick-​up bar – hilarious! Another regular said it was an known ex-​pat bar so English speakers feel comfortable.
Everything I had here was delicious, hearty, home-​style comfort food. Prices are incredible. I typically had 2 glasses of house vino tinto + a full meal for under 10 euros. Friendly staff and friendly locals.
The bar didn’t stay empty for long. By 10pm, the tiny place was standing-​room only, especially on a game night.

Un buen bar en el centro de Barcelona, bien ubicado en una callecita del mágico Gótico, a pocos minutos andando de la Plaça St. Jaume. Atendida por sus dueños, que son dos personas amables, serviciales y divertidas. Está muy bien para una caña y seguir o para comer algo con amigos, una tarde relajada incluso viendo algún partido de fútbol. Las tapas son buenas, raciones para compartir y si tienes alguna duda siempre estarán dispuestos a aconsejarte/​ayudarte. Vuelvo cada vez que puedo y llevo a mis amigos. No es un local muy grande pero si muy amigable y da gusto estar.

For Americans:
The spanish reviews are a little misguided for our tastes.
The cave they speak of is tiny and very cramped. The ambience they speak of is negligible for the experience. Interior photos would have helped, but I couldnt get my phone out of my pocket from the table I was at to get one.
Service is good. Our server spoke both Engilsh and Spanish, and was even conversing pretty well with the Italians in our section.
The tapas were OK at best.
Price was fine, even cheap I suppose.
Not knocking the place, but we expected more. No «taste of Barcelona» here.
Best thing I had was the tuna empanada, which my wife hated, so take that with a grain of salt.

Un amigo que también vive en el Barrio Gótico me ha dicho un día «vives aquí y nunca has ido a Les Tapes?! Qué te pasa?!» Pues que con todos esos carteles de English Spoken y demás en la puerta y la ubicación me pensaba que era un bar de guiris… No podía estar más equivocado! Se ve que la clientela es habitual, todos instalados en la barra charlando alegremente con los dueños, leyendo periódicos y tomando cervezas bien frías. A nosotros nos han puesto unas bravas cortesía de la casa que estaban fenomenales y el ambiente es genial. Yo ya me veo sacando el carnet de visitante habitual de Les Tapes…
Ojo a los que son altos, por que el lavabo de chicos es bastante bajo de altura y si entras descuidado puedes dejar la frente en la pared!

20 h. de la tarde. Estoy en pleno Gótico y necesito un «break». Estoy harta del bullicio. Necesito una caña tranquila en un sitio cálido y acogedor, como una misma ;-)
Me dirijo hacia la plaza de Regomir porque hay varios lugares que, aunque céntricos, son tranquilos, son auténticos y tienen onda. ¡Lo que ando buscando!
Los he probado todos menos uno: Les Tapes. Así que ya va siendo hora y entro. ¡Me gusta el sitio! Chiquitín, con una decoración cargada y con una clientela que, a juzgar por lo que veo y por lo que oigo, parecen habituales.
Me siento en la barra y, aunque veo que hay gente que se está tomando unas tapitas y unas tostadas la mar de apetitosas, yo sólo me pido mi cañita.
Silencio, cerveza y conversación con un camarero simpático. ¿Se puede pedir más? La vida está hecha de pequeños grandes placeres y en el bar Les Tapes experimento uno de ellos. ¡Volveré!

Esta pequeña taberna es rústica. Sus paredes encaladas y el mobiliario de madera oscura recuerdan a un mesón. Pero si entras al fondo de todo te encuentras con un agradable espacio donde ya te sientes como en una cueva. Desde aquí ya puedes empezar a pedir tapas y vino que nadie te va a ver. Es un lugar para pasar desapercibido y estar de recogimiento. Los quesos son buenos y la tortilla de calabín con pan con tomate, riquísima. Una advertencia: la puerta de la entrada es muy baja, así que si superas el 1’70, procura agacharte antes de entrar. En este bar también se pueden tomar licores fuertes, como la absenta.