Lletraferit

A parte de los agradables recuerdos que me afloran a la mente si miro atrás los momentos que he pasado en esta librería /​café es un sitio muy acogedor y con encanto. Un «must» de los sitios para ira tomar algo y comprtir al tarde con gente molona.
Dejando de lado que antes (ahora ya no tanto) era de los pocos sitios donde podías tomarte algo sentado en un sofá (ahora lo han reformado y ya apenas quedan). Ahora le han plantando una lampara donde puedes dejar colgada una nota personalizada (que eso tb mola)
Lo ultimo que he tomado allí es un batido de leche de soja y plátano. ¡¡Delicioso! Cuentan con la peculiaridad de tener libros a tu disposición que puedes ir hojeando mientras degustas una buena compañía o una buena lectura :-)

Un gran local, buena música, libros y decoración. Eso sí el trato es pésimo, suficiente como para no volver muy a menudo.

#Me encantan las cafeterías librerías, y esta es muy agradable. Especialmente porque tienen una carta de tés impresionante que hará las delicias de cualquiera. Yo tomé un Darjeeling –si no recuerdo mal, que ahora mismo no estoy seguro de que se llamase así– y cumplió con las expectativas de lo que prometíà la carta: sabía como te imaginas que sabe la India, con un toque especiado y picante.
Eso sí, me decepcionó un poco que no tuvieran absolutamente nada de bollería (con lo que a mí me gusta agenciarme un buen postre) y, sobre todo, que no te permitan usar los enchufes que hay en la cafetería (están todos tapados). La razón es que saltan los plomos, y es una pena, porque el sitio es ideal para estar allí un rato.

Una agradable y particular cafetería en el Raval donde poder conectarte a la wifi, leer algunos de los libros que se encuentran en sus estanterías o beber alguno de sus tés, infusiones o batidos de frutas naturales. Yo llegué a las 4 de la tarde, justo cuando abrían, y me pude coger un par de sillones negros de los que se encuentran en la entrada, cómodos y bajos, quedándome a la derecha una enorme cristalera que me dejaba ver el movimiento de las calles del Raval. Me pedí una infusión digestiva que me entró la mar de bien y me relajó mientras charlaba con mi acompañante. El ambiente a esa hora era tranquilo, y al darme una vuelta por el local vi que disponen de pequeñas estancias separadas con distintos tipos de mesas y sillones, algún sofá, una zona de asientos con cojines… Los libros se pueden coger mientras estás allí y creo que también se pueden comprar, y pude leer en su carta que hacen exposiciones de arte cada dos meses… así que este lugar es mucho más que una cafetería.

Lugar que incita a la lectura y a la conversación tranquila y pausada. Casi todo el mundo que entra busca con garbo que haya una mesa libre en la parte de los sofás. El café de media tarde en Lletraferit sabe bien.
Aunque de vez en cuando sí se da el caso de unir la consumición a la lectura yo tengo que decir que me cuesta leer en este tipo de lugares así que no seré yo el ejemplo de la filosofía principal del bar. Sí lo soy de la aledaña, la de improvisar una tertulia con los amigos que salta de un tema a otro sin lógica ni orden pero con mucho agrado.

Tuve una experiencia curiosa la primera vez que fui a Lletraferit, la camarera (quiero pensar que inconscientemente) dejó el Spotify en bucle con el tema «This is the life» de Amy Macdonald. Es probable que la escuchara un mínimo de 25 veces. Cuesta creerlo, pero no cogí manía ni a la canción ni al sitio.
Bien, bien. ¿Qué decir de este bar? Que me gusta más el concepto que su ejecución. Que sí, me chifla todo eso de los libros y el tomarse un café, y que sea una biblioteca, pero le noto ese tono estirado, distante, snob y condescendiente que evita que pueda relajarme.
Sinceramente me gusta más irme a leer a la Fnac como los pobres. Serán cosas mías.

Siempre es estimulante al salir a tomar algo descubrir cosas nuevas o diferentes. Pues bien, el Lletraferit es un bar diferente.
El nombre, que se puede traducir como «literato», hace referencia a aquella persona que es muy leída e intelectual. La personalidad del bar ciertamente tiene algo de eso. Está decorado con obras que se pueden comprar y hay varias estanterías llenas de libros.
Es un lugar al que ir sin prisas y pausado ya que eso es lo que ofrece. Al contrario que otros bares donde ponen la música a tope y hay que hablar a gritos, aquí se busca un ambiente relajado. Puedes tomarte algo, cerveza, vino, te, cocktails, infusiones, lo que desees y a la vez estar sentado en un cómodo sofá charlando con la gente y hojeando los libros. El local, en forma de U, hace que todos los clientes puedan tener su espacio y disfrutar de un rato tranquilo y agradable.
El Lletraferit consigue unir libros y copas, así que ya no podremos usas esa vieja excusa de «no tengo tiempo de leer, porque el poco tiempo libre que tengo prefiero dedicarlo a mis amigos».

Como su propio nombre indica, este es un bar para los amantes de la lectura. A tal efecto, cuenta con una pequeña biblioteca provista de libros para todos los gustos. Está bien para ir a relajarse, hojear algún libro, escribir tus memorias, estudiar los apuntes o tener una charla tranquila con los colegas.
En definitiva, es un bar para tomarse las cosas con calma.
Y eso puede ser un problema si eres una de esas personas que tienden a volverse… expansivas, a partir de un par de copas. A mí y a mis colegas nos han llamado la atención más de una vez para que bajásemos la voz, porque había alguien que estaba leyendo en la mesa de al lado. Y no te hablo de una hora temprana y respetable como las cuatro de la tarde; sino de alguna hora avanzada en que la que lo más habitual es que la gente que quiere leer se quede junto a la lámpara de la mesita de noche. Pero bueno, tiene que haber opciones para todo el mundo.
En cualquier caso si llevas un rato en el Lletraferit y empiezas a animarte después de tu tercera caña, te recomiendo que vayas pensando en buscarte otro sitio. Más oscuro y con menos remilgos.

El Lletraferit es la cafetería por excelencia de esta parte del Raval. Con paredes llenas de libros, un buen café y una carta más que generosa de batidos, tés, vinos y cervezas, es uno de los bares más tranquilos que puedes encontrar en la bulliciosa calle Joaquín Costa.
En la puerta hay un cartel que invita a los artistas a exponer sus obras, y es que, además de disfrutar de una buena lectura o buena compañía, el local rebosa de cultura. Las paredes mutan cada poco tiempo para dar cabida a exposiciones de artistas locales, la música ambiente deja de sonar para dar protagonismo a poetas, músicos y cuentacuentos de la ciudad y el proyector de la pared del fondo se enciende para narrar las obras audiovisuales de jóvenes creadores barceloneses.
Y es que, para disfrutar de una tarde tranquila — tarde que puede alargarse hasta el anochecer– no puede encontrarse mejor sitio en el antiguo barrio chino de la Ciudad Condal.

Literalmente «lletraferit» significa «letra herido», o «herido por la letra», lo que se traduce en una persona amante de cultivar las letras. Lletraferit también es el nombre de una revista sobre literatura en valenciano que se publica desde el 1996. Y también hay un blog de heridos por las letras. Pero estas forman parte de otras historias. El café del que os hablo tiene cierto ambiente literario. Por ejemplo, en una de las habitaciones (tiene una interesante estructura de varios ambientes) hay una pequeña pero variada biblioteca que puedes utilizar libremente. También se ofrecen talleres, charlas y encuentros literarios. En las paredes hay exposiciones de artistas noveles, y si estás interesado en algún cuadro lo puedes adquirir. Es un típico lugar moderno de la Barcelona de ahora, pero con gusto. Siempre valoro los lugares con sofás, y aquí puedes sentarte y leer muy cómodamente. Lo que no me gusta del lugar son los precios. Los tés son escasos y el precio desorbitado.