Es de esos parques que dan pereza. Me explico, para llegar hasta el meollo del parque, tienes que subir una buena cuesta, por lo que si vas cargado, como suele ser el caso en las familias, mientras andas sudando la gota gorda, te vas perguntando a ti mismo, porque te has tenido que liar e irte hasta este parque cuando el que hay la lado de tu casa es plano y cuenta con columpios. Pero una vez llegas arriba de la cuesta, te alegras de haber hecho el esfuerzo. Rodeado de naturaleza, con pequeños caminos que llevan a distintas zonas de recreo, te sientas en un banco y ves disfrutar a los niños sin sufrir por las masificaciones(se ve que habrá muchas personas a las que quizá les frene la cuesta) y en pleno corazón de la ciudad.