Denigrante el trato al cliente, llevábamos menos de una hora consumiendo ( una bebida cada una de nosotras y unas bravas ) cuando nos invitaron a marchar porque no íbamos a consumir más ( nos lo preguntaron dos veces antes de esa "invitación " ), pedimos hoja de reclamación y no se nos facilitó alegando a entrar dentro del local y a que miráramos por nosotras mismas los datos para hacer la pertinente queja. El que dice ser encargado del local es una persona improfesional, maleducada y estúpida el cual no sabe tratar con clientes, eso que hizo que se mofará y tergiversará las palabras en todo momento. Dónde esta la hoja dónde diga que cada mesa tiene un tiempo x ? Por cierto, no había cola pero si la hubiera, no podemos estar el tiempo que creamos necesario???? VERGONZOSO TRATO
Beatriz S.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Durante un tiempo estuve viviendo en Rubí, y trabajaba en Gracia así que cada vez que salí a de la boca del ferrocata me encontraba de frente con el bar Placídia. Su nombre acuerdo con su ubicación pues como ya os imaginaréis algunos se encuentra en la Plaza placidia. Empecé a ir para desayunar cada mañanita y con su estupenda terraza al sol no había manera de levantarse para ir a trabajar.
Álex R.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona
Es un bar, por su emplazamiento, con el que uno choca, aún sin querer. Es inevitable, pues se encuentra justo frente a la entrada de los FGC. Tiene todos los defectos y las virtudes de un lugar de paso, y es que raramente te quedas demasiado tiempo(hay todo un mundo, más allá, por explorar), y al mismo tiempo invita a detenernos antes de emprender el viaje: ya que estamos, apetece entrar y tomar algo, y beber anticipando todo aquello que nos espera. A mi me transmite sensaciones fronterizas, como si las personas, allí, estuvieran de paso y no se encontraran en condiciones de comprometerse. Me recuerda un poco a los bares de los aeropuertos, llenos de provisionalidad, y de encuentros imposibles.
Borja B.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Establecimiento emblemático de Gracia, me atrevería a decir de toda Barcelona, y en especial de mi infancia: ahora no se comprende pero hasta hace pocos años(quizá 6 o 7, quizá más, el tiempo pasa a una velocidad que asusta) en la fachada que hace ángulo con él había las Atracciones Caspolino, una especie de trenecillo de feria permanente que durante los 80 suponía un consuelo ante la imposibilidad de ir siempre al Parque de atracciones de Montjuïc o al del Tibidabo. Han pasado los años y no solo la infancia ha devenido un paraíso perdido sinó que ahora allí ya no queda ni rastro de esas tardes. Lo más parecido, lo único que más o menos lo evoca es el bar de al lado, que permanece prácticamente intacto. Se trata de un local sin estridencias, parco en rasgos significativos más allá de su ubicación estupenda con una pequeña terraza enfrente de la parada de FGC de Gràcia. Es esta ubicación la que me ha permitido, con el paso del tiempo, seguir vinculado de vez en cuando a estas coordenadas. Ahora mismo me vienen a la cabeza desayunos al sol de marzo antes de coger el tren en dirección a la facultad en mis años de universidad y alguna que otra tarde invernal al salir del cine, sin mucho que decir, sin mucho que olvidar.