Reñé

Worst seafood I have ever had. Possibly even the worst food I’v had at a resturant. I ordered 6 shrimps, and my friends ordered miniburgers and paella. The shrimps were super dry, the bugers came with nothing more than meat, bread and onions on one of them. The last one diddnt even had onoins on it.
If I could take back one thing in my life it would be the decision to pay 14euros for 6 shrimps at this shitty place called a resturant.
So for anyone thinking of having your dinner here think again cause there is nothing for you here.

Ate at this restaurant quite a bit during our stay in Barcelona. The scrambled eggs with jamon was great, the seafood paella was excellent, and all the tapas were great. They spoke english and have menus in english as well. Made everything very easy.

Contrary to Unilocal info this place was open for Sunday brunch. Went there with my wife and teen daughters while waiting for our hotel room to be prepared. Food and service was great. We sat outside for the cool breezemy wife liked it so much she made a reservation for dinner the next day.

This restaurant had good service and a menu in English but it was definitely not «€». It was definitely expensive. There’s no clear indication between what’s an entrée and what is on the tapas menu.
The main reason the get 3 stars is because the food was good but it wasn’t good enough to match the price.

Dieses Restaurant lädt einen schon von außen ein. Drinnen herrscht eine gemütliche, umtriebige Stimmung. Die Kellner sind freundlich, aber teilweise dauert es etwas. Das Essen ist atemberaubend. Sehr raffiniert und toller Geschmack. Wir waren zu acht und haben fast die komplette Karte ausprobiert… nicht ein negativer Ausreißer! Die Preise sind nicht günstig aber angemessen. Mit Nachtisch und Getränken sollte man mit ca. 35 Euro pro Person kalkulieren.

My husband and I had lunch here. The fish tapas were all great. We especially enjoyed the razor clams and fresh white anchovies. We had a delicious white bean salad typical of this region. Another salad was burrata cheese and fresh tomatoes. Very good! Worth a try!

El restaurante Reñe se ubica en un local precioso que albergó en su díà la Pastelería Reñé durante 83 años. Conserva su estética original, modernista y vale la pena acercarse solo para verlo. Una preciosa fachada nos da paso al restaurante cuya cocina está liderada por el Chef Moisés Ibarra y en la que se apuesta por el producto de temporada y la combinación de cocina tradicional con toques de innovación. Tiene una gran barra, lo que antes era el mostrador de la confitería, donde se puede ir a degustar sus tapas si buscas algo más informal. También se puede disfrutar de una terraza. Tomamos un menú degustación en medias raciones compuesto por 7 platos más dos postres y petits Fours. Empezamos con un plato suave, burrada, tomate de temporada y balsámico, un entrante suave y ligero adecuado para las noches de verano y para empezar a hacer boca. Seguimos con un falso ceviche de bacalao ahumado, con una presentación floral que llamaba la atención. Tenía un toque ahumado muy perceptible que lo diferenciaba de un bacalao sin más, pero lamentablemente también era perceptible algo más: la sal. Por suerte eran lascas muy finas y este exceso se podía soportar, pero creo que deslució el plato. Coca de Ceps a la minute aromatizada con aceite y hierbas fue el siguiente plato. La coca era muy fina y muy crujiente. La encontré muy correcta. Continuamos con saquitos rellenos de gambas con tum yum hecha con concentrado de gambas, leche de coco y picante thai. Llevaba un toque de lima, aunque no lo noté igual que el picante. Era una especie de wan Tong y estaba muy bien frito, nada aceitoso. Al morderlo encontrabas el cuerpo de la gamba entero que te arrastrabas en el bocado. Al echar la salsa en el plato, se potenciaba el sabor a marisco, dejando de lado los sabores más sutiles. Vieiras, cep y emulsión de aceite y limón fue, para mi, el mejor plato de la noche. La combinación de sabores era magnífica. La vieira correcta sobre una lamina de lo que debía ser una gran seta por el tamaño, braseada y exquisita. Llegó un surtido de hamburguesas, de pollo ternera y moruno de las que no puedo opinar al llevar todas queso, aunque la presentación, igual que en el resto de platos era muy cuidada. El último antes de los postres, un crujiente de cochinillo a baja temperatura, servido en una cama de ensalada de lenteja pardina no estaba mal, pero le faltaba melosidad y jugosidad a la carne y un punto de crujiente a la piel. Los postres fueron dos: un Eton Mess, una mezcla de fresas, nata y merengue que se sirve en trozos, se sacude en un tarro y se mezclan. Muy bueno. El otro era más liviano y fresca, Estudio de manzana Granny Smith, diferentes texturas de la manzana manteniendo su sabor original ácido. Después de los postres, unos Petit Fours para rematar la cena y pensar en acabar la tertulia. En general la cena estuvo correcta, tienen buenas intenciones, buena base, el local les acompaña y mucho y el servicio es correctísimo. Pero quizá aún les queda algo de camino para acabar de asentarse, aunque los obstáculos se preven livianos.

My Wife and I came here for a romantic evening out and to enjoy a good tapas meal. We were not disappointed. At first we were struggling with what to get. Then the waiter came over and went over everything. He went up to the counter with us to explain the appetizers as well as the different types of seafood. I would go over the different types of food we had but I don’t remember what everything was (I don’t speak spanish). Everything we had was excellent. As a main dish I had fish which was cooked in a sauce and pan fried. It melted in my mouth. Fantastic! The music was fun to us as it was old American rock songs re-​done in a jazz format.

La primera vez que fui al Reñé, antes de pedir ningún plato, me ofrecieron el vermut del día. Como soy más de pueblo que las amapolas, me quedé con cara de ameba justo antes de que la amable camarera soltase un maravilloso «es a cuenta de la casa, por supuesto». Acto seguido, un emocionado «SÍIIIII!» retumbó por todo este local modernista, antiguamente bombonería.
Hay que ver lo feliz que le hacen a una con un simple vermut.
El Reñé es un restaurante de soltar la mosca sin pensar en nada más. Una buena cena para dos puede salir alrededor de 80 €, si en ella incluimos un botellamen de vino majo y postre casero.
No siempre puede uno gastarse esos dinerales en un cenorrio, pero si tenemos en cuenta que el resto de la semana lo pasamos dándole viajes al tupperware, pues sale a cuenta. Hay que invertir en felicidad y se acabó.
Una vez pides tu plato y te cascas tu vermut, te agasajan con unos platillos de patatuelas de Yuca, que saben a patata frita pero con glamour.
La carta es muy variada y su dueña plasma en ella la curiosidad que siente por las cocinas del mundo. Vamos, que puedes cascarte desde un magret de pato hasta un curry versión Barcelona.
Los postres son todos caseros y están de órdago, pero recomiendo especialmente la pannacotta, que es esa especie de flan hecho con nata cocida (de ahí el nombre).
Si por un casual atracan el supermercado de al lado y los Mossos d’Equadra os encierran en el Reñé por seguridad y acordonan la zona (suele pasar, al menos a mí me ocurrió), el simpático maître os ofrecerá unos chupitos de hierbas para pasar el mal trago mientras os encaramáis a la puerta para cotillear junto a los cocineros y demás.
Un primor de sitio, vamos.